Cornellà encandila a Japón con su museo de las matemáticas

museu de les matematiques

museu de les matematiques / periodico

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / CARLES COLS / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El día que la Universitat Politècnica de Catalunya invitó al matemático japonés Jin Akiyama a pronunciar la conferencia inaugural del curso académico 2015-2016 (eso fue el pasado 23 de septiembre) se puso en marcha una inesperada cadena de acontecimientos que ha perturbado, para bien, la paz del Museu de les Matemàtiques de Catalunya (Mmaca), un lugar, como se verá, extraordinario, aunque poco conocido, tal vez porque está en Cornellà y el barcelonacentrismo impide a menudo ver más allá de los límites del término municipal de la capital. El caso, en un resumen casi de telegrama, es que Akiyama, en su país un 'showman' de las matemáticas que hasta firma autógrafos por la calle, quiso conocer el museo, del que había oído hablar. Tanto le entusiasmó que le habló de él con pasión al cónsul general de Japón en Barcelona, Hiroyuki Makiuchi, que no solo lo visitó, sino que días después, el pasado 8 de febrero, organizó una excursión de una decena de cónsules de otros países a aquella cámara de las maravillas pitagóricas y euclídicas que alberga la última planta del Palau Mercader . El último eslabón de esa cadena de acontecimientos es que Makiuchi está decidido a buscar patrocinadores en Japón para el Mmaca porque, en su opinión, es una inciativa que merece crecer exponencialmente.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"El Teorema de Pit\u00e1goras como no lo ense\u00f1an\u00a0","text":"en las escuelas:\u00a0con una balanza para pesar los cuadrados de los catetos y de la hipotenusa."}}

Dos años de vida tiene el Mmaca. Cerró el 2015 con más de 30.000 visitas escolares y de 7.000 adultos, a menudo llevados por los hijos después de una primera excursión iniciática con el colegio. Son unas cifras estupendas para un proyecto que nació literalmente de forma artesanal. Un grupo de profesores de matemáticas (Pura Fornals, Guido Ramellini, Enric Brasó y Josep Rey, entre otros) iban en busca de un ayuntamiento que les permitiera exhibir de forma permanente la panoplia de artefactos de madera que Rey, un manitas, había construido en madera para hacer más comprensibles las matemáticas. Antonio Balmón, alcalde de Cornellà, no dudó ni un instante y les ofreció la última planta del palacete de Can Mercader. La decisión tenía su punto de osadía. Museos de la matemáticas en el mundo hay pocos más que pi.

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"Una profesi\u00f3n con sentido del humor","text":"\u00bfQu\u00e9 hacen 490 romanos de juerga? Para entender la respuesta hay que estar iniciado en el mundo de los emoticones. XD. Esa es la respuesta. Es el \u00faltimo que le ha llegado a Pura Fornals. Los matem\u00e1ticos tiene su lado divertido. El pr\u00f3ximo 14 de marzo es el D\u00eda Internacional de Pi. Hay d\u00edas para todo, es cierto. Este es una buena oportunidad para conjugar matem\u00e1ticas y literatura de la mano de los pi-relatos. \u00bfQu\u00e9 son? Textos que deben cumplir una norma. El n\u00famero de letras de cada palabra debe corresponder, por riguroso orden, a las cifras de pi, 3,1415926535897932384. Hay un ejemplo cl\u00e1sico. \"O\u00eda a Sara y Julia conversar de camino hacia sus casas. Mientras observaba entend\u00ed, conmovida, que al fin lograban amar\"."}}

En Europa abrió sus puertas en el 2002 el Matematikum de Giessen (Alemania). Nueva York tiene su MoMath tan solo desde el 2012. Cornellà compite desde el 2014 en esa liga mundial, y no es una exageración afirmarlo de este modo, pues intercambia piezas en exposición con esos otros centros culturales. Por ejemplo, el generador de poliedros que Rey ha confeccionado con cuatro espejos triangulares y un juego de piezas de madera ha causado admiración entre sus colegas de otras nacionalidades, incluido Akiyama, lo cual tiene un especial mérito, porque esta es la especialidad precisamente del matemático nipón. Sus conferencias están a medio paso de la magia con objetos. Con una cinta en el cabeza, que le da un aire de señor Miyagi (“dar cera, pulir cera…”), pretende y logra algo realmente difícil si de matemáticas se trata, proponer retos mentales a la audiencia sin que esta caiga en el desánimo. A veces, lo aprendido en las escuelas es un obstáculo para llegar a la solución. Ahí está el caso del teorema de Pitágoras, que en el Mmaca demuestran no con una ecuación aprendida al dedillo, sino con una balanza, para comprobar si el cuadrado de los catetos pesa lo mismo que el de la hipotenusa. Genial.

OBSOLESCENCIA NO PROGRAMADA

Al lado del Matematikum y del MoMath, el Mmaca es modesto en dimensiones. La prueba del nueve es que, por limitaciones de espacio y presupuesto, tienen solo una maqueta de la habitación de Ames, la ilusión óptica que patentó en 1946 el oftalmólogo Adelbert Ames, un engaño de la perspectiva que tan bien le fue a Peter Jackson para rodar su trilogía de 'El señor de los anillos' y que los 'hobbits' parecieran minúsculos al lado de los humanos. Barcelona tuvo en su día una habitación de Ames. Estaba en la primera sede del Museu de la Ciència de Barcelona. La bautizaron oportunamente como ‘La habitación misteriosa’, y es que realmente lo era. Hoy, el monumental CosmoCaixa no tiene, qué pena, un espacio así. Debería ser un derecho de todo padre tener una habitación de Ames a mano para visitarla con sus hijos.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"La habitaci\u00f3n de Ames","text":"\u00a0es\u00a0uno de los mejores trucos de 'El se\u00f1or de los anillos'. Barcelona tuvo una. Ya no. El Mmaca tiene una maqueta"}}

De hecho, el caso del CosmoCaixa resulta interesante para el reto que se le plantea ahora al Museo de les Matemáticas de Catalunya si, como pretende, el cónsul encuentra potentes patrocinadores, pues el museo que La Caixa inauguró en el 2004 en la ladera del Tibidabo es un curioso caso de obsolescencia no programada. Las pantallas táctiles que ofrecen información a los visitantes son trilobites en comparación con el teléfono que cualquiera de ellos lleva en el bolsillo. En el Mmaca nada funciona con electricidad (salvo una pieza prestada por el MoMath), no hay ordenadores, no han caído en la tentación de las impresoras 3D. No hace falta.

Crecer, sí, pero con prudencia, explica Pura Fornals, una de las almas del museo. El centro organiza de forma habitual exposiciones intinerantes. El año pasado fueron 43. El problema es que el material no puede viajar sin un monitor perfectamente adiestrado que conozca las matemáticas que hay detrás del pantógrafo (tan simple y tan soberbio) o de la réplica del puente autoportante de Leonardo da Vinci, que los visitantes pueden construir con sus propias manos, explica la profesora Fornals.

“Vamos a necesitar un barco más grande”, descubría a media película Roy Scheider en ‘Tiburón’. Balmón, consultado sobre esta encrucijada que ha planteado el súbito interés del cónsul de Japón, explica que el ayuntamiento, como ya hizo hace dos años, estaría encantado de ofrecer una sede de mayores dimensiones al museo sin salir de Cornellà, porque la opición de crecer dentro del propio Palau Mercader es inviable.