LUTO EN EL URBANISMO CATALÁN
Muere Bet Figueras, pionera del paisajismo en arquitectura
Entre su amplio legado destaca su aportación al Jardín Botánico de Montjuïc
sojuzgar, domesticar los grandes espacios abiertos, no acotados y casi sin referencias. Ese fue el reto vital de Bet Figueras, arquitecta paisajista fallecida ayer a los 53 años, víctima de un cáncer. En un momento en que el paisajismo en Catalunya tenía unos referentes remotos, como Nicolau Maria Rubió i Tudurí y Josep Fontseré, más ligados a la jardinería que, propiamente al espacio –ámbito de trabajo de la arquitectura–, Bet Figueres fue, junto con la también malograda Rosa Barba, la introductora de una nueva forma de intervenir en espacios, naturales o no, de difícil control. Su funeral se celebrará hoy a las 16.30 horas, en el tanatorio de la Ronda de Dalt
La llegada de los ayuntamientos democráticos y, por tanto, de un afán regenerador en lo urbanístico alcanzó no solo a plazas y calles, sino a parques, playas, jardines y espacios fluviales. Ese fue el habitat en el que Figueras desarrolló su obra. A diferencia de otras paisajistas, más que desarrollar una obra propia prefirió colaborar con grandes arquitectos, a los que fue contagiando poco a poco del valor de lo vegetal en sus proyectos. De los arquitectos, la creadora absorbió su versatilidad.
GRAN COLABORACIÓN / De entre todos los arquitectos con quien trabajó, cabe destacar, quizá, la labor realizada con Carlos Ferrater. De su mano intervino en las manzanas de la Vila Olímpica, en 1992, y en el jardín Botánico (1999), proyecto por el que obtuvieron el premio FAD.
Colaboró, también, en la configuración de la última gran transformación urbana vivida en Barcelona, la zona Fòrum, un área difusa, sin limites, donde Figueras, además de su conocida capacidad de trabajo, dio siempre muestras de jovialidad y dulzura, tanto con sus colaboradores directos como con cualquiera que trabajara en las oficinas de Infraestructuras del Llevant, la empresa municipal que realizó las obras.
Entre el legado de Figueras se hallan perlas como la rosaleda del parque de Cervantes en Barcelona, el jardín privado del arquitecto Óscar Tusquets, el de Bodegas Bilbaínas en Haro (La Rioja); el restaurante El Bulli, en Roses, y los hoteles La Florida y Omm, en la capital catalana.
Dado el desierto existente en España en cuanto al paisajismo, Bet Figueras se formó en Berkeley (EEUU), y Edimburgo. Miembro del Landscape Institute, trabajó también para que esta disciplina tuviera su acomodo, aunque fuera como un oasis, en la facultad de arquitectura de Barcelona, a través de los másters. Un oasis mediterráneo, por supuesto, como a ella le gustaba.
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