PROCESO POR UN DISPARO MORTAL EN UN PARQUE DE L'HOSPITALET

Un mosso declara que el jefe de los Blood manda desde prisión

Los dos acusados, en el banquillo, la semana pasada.

Los dos acusados, en el banquillo, la semana pasada.

EL PERIÓDICO
BARCELONA

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Los Mossos aseguraron ayer en las periciales del juicio en la Audiencia de Barcelona contra William Samuel C. A. por inducir a dos menores a matar a un exmiembro de la banda latina Blood, el 17 de septiembre del 2009 en pleno parque de la Marquesa del barrio de Collblanc de L'Hospitalet, de que no hay duda de que es el líder, ya que incluso ha continuado dando órdenes a las facciones del grupo desde prisión. Así lo declaró el inspector de la policía catalana y experto en grupos juveniles violentos Lluís Paradell, quien explicó que lo demuestran las cinco quemaduras hechas por un cigarrillo que tiene en el brazo derecho, que indican el rango máximo como cabecilla del grupo.

Según Paradell, los Blood tienen un proceso concreto para formar parte de la banda, donde primero se está en observación y luego se van adquiriendo responsabilidades, a partir de las cuales los miembros van recibiendo quemaduras en los brazos, hasta llegar a cinco.

El cabecilla, aseguró Paradell, también reparte unos collares hechos con bolas pequeñas y, dependiendo del número de bolas y collares, los miembros muestran su posición dentro del grupo.

En los registros policiales en casa de William Samuel C. A., los Mossos encontraron diversas bolsas de este tipo de bolas, por lo que han concluido que este era quien las repartía y, por lo tanto, quien decidía qué militantes ascendían en posición.

Además, Paradell explicó que la forma de las quemaduras se asemeja a la huella de los perros, un animal que, para los Blood, es símbolo de fortaleza y fidelidad hacia el resto del grupo, otro motivo que, según él, puede explicar la muerte de la víctima, el joven Daniel Martínez, que estaba con su pareja cuando un disparo le atravesó el tórax.

TENSIÓN ENTRE GRUPOS / También aseguró que había bastante tensión entre las bandas y el hecho de que la víctima compartiera piso con unlatin es otro motivo que explicaría las desavenencias entre el líder y el exmiembro ya que, supuestamente, William Samuel C. A. temería que la víctima desvelase informaciones internas. Paradell también explicó que el menor que supuestamente ejecutó el disparo aún estaba en proceso de observación dentro de los Bloods, por lo que, afirmó, «es evidente que fue un encargo del cabecilla», pues los miembros de este rango no tienen autoridad para decidir este tipo de actuaciones.

Por ello, la fiscalía piden 20 años de prisión para el supuesto líder William Samuel C. A., y un año y seis meses para otro miembro de la banda, Christian Miguel A. M., por no haber colaborado, pese a tener constancia del asesinato, con la policía.