Montserrat, el santuario turístico de Catalunya

La magia de la montaña cautiva a los visitantes, que desconocen el simbolismo del lugar

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MARIA IGLESIAS / BARCELONA

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Plaza de Espanya, nueve y media de la mañana. La línea R5 de ferrocarril, completamente llena, se convierte en una auténtica babel de lenguas. Entre todos los extranjeros, una mujer rubia se abanica con un folleto turístico del santuario de Montserrat. No hay equivocación posible sobre cuál es el destino del tren.

Tras más de una hora de viaje de pie y un transbordo en Monistrol de Montserrat para coger el cremallera, por fin alcanzamos nuestro destino pero las salidas quedan colapsadas. Los turistas, nada más poner un pie en el lugar, ya han desenfundado sus palos de selfi.

Una vez se dispersa la multitud, el resto se traduce en colas interminables por todas partes, sobre todo para visitar la basílica y la Moreneta, donde la fila llega hasta la plaza central del santuario.

ATRACCIÓN TURÍSTICA

Montserrat se ha convertido en los últimos años en uno de los reclamos turísticos más importantes, después de las obras gaudinianas de Barcelona. Cada año pasan por la basílica más de dos millones de personas, aunque hacer el cómputo de estas cifras en verano es complicado porque los turistas llegan por todos los medios posibles. Además del cremallera y el teleférico, pasan por el lugar varias docenas de autobuses a lo largo del día y otros se atreven a venir subiendo a pie la montaña o por las rutas en bicicleta.

"Es nuestra montaña”, dice Teresa Puig, vecina de Collbató. “Hace unos años era inimaginable esta afluencia de gente”, cuenta, después de explicar que suele venir de excursión con sus hijos aunque lo evita en temporada alta.

POR LA FOTO

Parece que el mensaje de acogida a cualquier peregrino ha calado hondo. Además de la basílica, hay un gran número de puntos de restauración, varias tiendas de recuerdos y especialidades gastronómicas, también dos museos -uno de arte, donde se exhibe un Caravaggio con orgullo-, apartamentos y un hotel.

La dependienta de uno de los puestos de artesanía asegura que en un día pueden llegar a sacar "de manera fácil" hasta 2.000 euros. “Nuestros mejores clientes son los rusos y los visitantes de Hong Kong”, explica.  

No obstante, los museos, espacios de pago y las diferentes excursiones que se pueden hacer desde el santuario no son muy populares entre los extranjeros. “Venimos a pasar el día y una vez ya se ha visitado la basílica, nuestros clientes se van a comer, a comprar y sacar fotos de las vistas”, asegura una de las guías de Anex Tour, que a diario lleva a más de cien turistas rusos desde la Costa Daurada. Este patrón es el que siguen la inmensa mayoría de los visitantes.

LA MAGIA DE LA MONTAÑA

Pero, ¿qué es lo que atrae a tantos turistas a Montserrat? Si preguntas, la mayoría de ellos desconoce su leyenda y sus más de mil años de historia. Muchos admiten que no sabían de la existencia del santuario hasta que organizaron el viaje y otros cuentan que fue una recomendación de algún conocido de la zona. Otros pocos muestran curiosidad por el coro de la escolanía o por la madonna negra, pero, despojando la montaña de todo sentido espiritual, solo queda algo que, innegablemente, atrapa a cualquiera.

Las vistas son épicas”, cuenta Barry Louis de Australia. “Sientes la magia del lugar, es muy diferente a todo lo que hemos visitado en Barcelona”. Nicole, una turista de Hong Kong, confiesa que ha venido porque la visita formaba parte del tour que contrataron para sus vacaciones. “La iglesia es muy bonita pero la montaña es todavía más impresionante”, explica satisfecha.

Por la tarde, Montserrat empieza a vaciarse. Ya no hay cola para entrar en el templo, los bares y restaurantes quedan vacíos y ya son solo unos pocos los que siguen en el mirador, cámara en mano. El santuario de la patrona de Catalunya recupera su esencia, la de antes de que el reclamo turístico veraniego lo convirtiera en una atracción más.