CURSA DE BOMBERS

Un maratoniano de 77 años

Miquel Pucurull ha corrido más de 600 carreras, y eso que empezó "algo tarde", a los 40 años

DAVID GARCÍA MATEU / BARCELONA

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La energía que desprende Miquel Pucurull anula todas las excusas que se suelen poner para no hacer ejercicio. Tiene 77 años y aunque suene a topicazo, nadie lo diría. Sus piernas podrían ser la envidia de cualquiera. Su mente lúcida es de estudio. “La actividad física no solo le va bien al cuerpo cuando empiezas a sumar años, sino que también se trata de una cuestión psicológica”, explica con una sonrisa. El domingo se calzará nuevamente las deportivas como suele hacer casi cada día a las 9 de la mañana. Pero esta vez con el dorsal de la Cursa de Bombers“Sin exagerar, ya será mi carrera seiscientos y pico”, comenta con naturalidad.

Correr no siempre ha formado parte de su vida. Se lo tomó como un punto de inflexión a los 40 años; “algo tarde”, dice. “Con mi estatura pesaba 85 kilos, ¡estaba gordo!; por aquel entonces tenía la impresión que cualquier día petaría, pero cuando empecé a correr esta idea desapareció”. Cambió de chip y se convirtió en uno de aquellos ‘locos’ que corrían por las calles a principios de los años ochenta. “La idea me vino cuando en 1979 leí un artículo de Ramón Oliu en el 'Avui', donde recomendaba un plan muy sencillo para empezar a correr”. Trotar y caminar, trotar y caminar. Y con esta sencilla forma de empezar ya ha finiquitado casi cuarenta maratones.

HISTORIA EN CHÁNDAL

‘Mens sana in corpore sano’; el discípulo del romano Juvenal también escribe. Mientras sus piernas acumulan kilómetros y kilómetros, su mente tampoco descansa. “Hace años que antes de correr explico qué hay o ha habido a lo largo de la fisonomía del recorrido”. “Por ejemplo, cuando corramos por Arco del Triunfo recordaré que allí pudo haber ido la Torre Eiffel, pero no la quisieron y se la llevaron a París”, explica. Y si quedan escasas horas para el pistoletazo de salida, Pucurull ya hace días que publicó su memoria particular del circuito de la Bombers.

“Antes éramos unos 1.000 corriendo, ahora podremos ser casi 20.000 en la carrera”, explica. Enlaza dato con dato. Es un matemático del atletismo popular. “¡Pero corro porque me gusta; sinceramente, me ha ido muy bien!”, insiste con ánimo. Nunca ha querido hacer marca. “Tuve una época que me fijaba más en el crono”, pero lo relaciona con una actitud habitual cuando uno se crece al principio. Ahora lo que más le satisface es “el cariño de la gente” mientras corre; “supongo que será por la edad”, reflexiona mientras ríe.

UN REFERENTE SEPTAGENÁRIO

Pucurull no pretende que ahora todo el mundo se calce y salga a correr maratones. Pero lo que sí que intenta es “influir a la gente mayor para que se mueva; que camine o se dedique a subir las escaleras a pie”. La idea es simple: dejar atrás los hábitos sedentarios. Nunca van a desgastar tantas bambas como puede haber hecho él, “pero lo agradecerán de mayores”, asegura.

El domingo será uno de los embajadores de la Cursa de Bombers. Una más para él y ni de cerca la última. Si bien el año pasado una lesión lo alejo de la línea de salida, la que se hizo hace unas semanas atrás “no ha podido conmigo”, destaca. Y solamente las lesiones y los semáforos en rojo de Barcelona han podido frenarle “para descansar”. “En los últimos 37 años solo me he quedado un día en la cama por gripe”. Su alegría viste de chándal.