A PIE DE CALLE

El metro de BCN cumple 90 años

La estación de Lesseps acoge una exposición sobre la historia del suburbano de la capital catalana

Un transeúnte lee los carteles de la exposición, el viernes en Lesseps.

Un transeúnte lee los carteles de la exposición, el viernes en Lesseps.

CATALINA GAYÀ

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La exposición son nueve plafones simples y, acostumbrados a la saturación publicitaria en los pasillos del metro, se agradece la sobriedad, el blanco y negro y, sobre todo, la didáctica histórica de una muestra iluminada por los fluorescentes. El metro de Barcelona cumple 90 años y esta muestra forma parte de los actos que se celebrarán en el suburbano los próximos tres meses. El sábado fui a la estación de Lesseps, donde el miércoles se había inaugurado la exposición. Lesseps fue el inicio de todo, la primera estación de metro que hubo en Barcelona y donde se levantaron los talleres que cambiarían la movilidad de esta ciudad.

En los plafones, hay imágenes de una Barcelona en construcción. Los obreros que trabajaron en el metro posan, corbata puesta y serios, para un fotógrafo que inmortaliza la primera piedra de lo que fue el Gran Metro, de Lesseps a Catalunya. Son hombres del sur que vivían en barrios en los que ni siquiera llegaba el tranvía o hacinados en el centro. En una de las imágenes, del 30 de diciembre de 1924, el día que se inauguró el Gran Metro, ya hay una publicidad de chocolates pintada en el andén. En la foto, se inmortaliza la promesa de que esa línea continúe hacia «Bonanova-Horta».

El sábado, unas turistas paraban frente a los plafones. Observaban las fotos: los alrededores de Lesseps, con palmeras en los solares. Las excavadoras en la plaza de Catalunya, en 1922. Las palmeras están en todas las imágenes; hoy están desapareciendo del paisaje Mediterráneo. Por los altavoces se anunciaba que el funicular de Montjuïc estaba parado por avería. Ese ya es un anuncio recurrente.

En junio de 1961, las dos empresas privadas que habían desarrollado el metro se fusionan y el ayuntamiento se convierte en el propietario único. Los plafones muestran las fotos de todas las inauguraciones y estas dan cuenta de la telaraña suburbana, cada vez más extendida: del Gran Metro, al Metro Transversal, al metro intercultural de hoy en día. Muchos de los políticos que aparecen en estas imágenes están ahora relacionados o imputados en casos de corrupción. En el plafón 9, el último, alguien ha escrito en rosa: «¿Y la línea 9?».

En Ciudad de México, el metro suele ser sede de exposiciones, hay un planetario en un túnel y hasta una biblioteca. Es una manera de acercar la cultura al paso de la gente. En Barcelona, abunda la publicidad: del cartel sobrio que publicitaba chocolates en 1924, se ha pasado a túneles y pasillos tapizados con ofertas de viajes, móviles… A veces la publicidad cubre paredes y techo y hace del ciudadano figurín andante de anuncios en Technicolor.

El sábado, finalmente, una pareja mayor de Barcelona se detenía a leer los plafones. Desde la posguerra al 2014, el metro es parte de su historia, de sus andanzas por la ciudad, de hacerse mayores. Decían que sus padres se habían refugiado en el metro huyendo de las bombas. La exposición, itinierante, viajará a hasta la estación de Diagonal.