Más buses y ascensores y no solo atraer turistas

HORTA-GUINARDÓ CiU ha apostado por situar el distrito en los circuitos turísticos con rutas y la museización del Turó de la Rovira. El vecindario reclama mejorar la accesibilidad de sus barrios, ascensores y escaleras mecánicas. Esta radiografía es la octava de una serie que retratará los 10 distritos.

TORRE GARCINI Una de las asignaturas pendientes en el distrito.

TORRE GARCINI Una de las asignaturas pendientes en el distrito.

HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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El gobierno municipal que ahora apura los últimos días de mandato apostó por Horta-Guinardó en su empeño por descentralizar el turismo, rebautizando simbólicamente el distrito como La Ciutat de l'Aiguacreando itinerarios turísticos para arrastrar a los turistas Hospital de Sant Pau arriba y museizando las baterías antiaéreas del Turó de la Rovira y adaptando sus accesos; lo que causó no pocas suspicacias (la reforma llegaba tras la implantación del cobro de entrada este mismo mandato a espacios hasta ahora de acceso libre como el castillo de Montjuïc y el parque Güell). Temor que, por el momento, ha quedado en eso, ya que el nuevo museo en el mirador más privilegiado de la ciudad ya está abierto y su acceso, hoy por hoy, es libre.

El gran susto -por suerte todo quedó en eso- vivido en estos años en el distrito, que volvió a situar el poco mediático lugar en mapa, sucedió cuando faltaban escasos meses para que se cumplieran 10 años del socavón del Carmel, cuando el túnel de las obras del reivindicado metro se tragó la tierra provocando un agujero de 35 metros de profundidad y 30 de diámetro. En octubre del 2014 los vecinos del 91 de la calle de Santa Rosalia, en la Teixonera, fueron desalojados de sus casas por orden de los bomberos debido a los problemas estructurales de la finca. Pese a que el asunto no fue a más, más de una decena de vecinos siguen desde entonces, más de seis meses después, viviendo en un hotel a la espera de un acuerdo para el realojo.

COBERTURA DE LA RONDA

Y, casi en tiempo de descuento, el Ayuntamiento de Barcelona pactó, gracias al acuerdo presupuestario con el PSC, la cobertura de la Ronda de Dalt a su paso por la zona norte del distrito, en los barrios de La Teixonera, Sant Genís, Montbau, Vall d'Hebron y Horta, una de las reivindicaciones vecinales históricas para mejorar la connectividad entre barrios. Pero la gran victoria vecinal consolidada este mandato -más allá de los acuerdos- ha sido el inicio de las obras de reforma integral de la masía de Can Fargas, que prevé renacer como escuela de música el curso 2016-2017.

No ha habido tanta suerte con la recuperación de la Torre Garcini, en el Guinardó, el otro gran equipamiento reivindicado por el territorio. El ayuntamiento estuvo a punto de cerrar un acuerdo con la propiedad -Núñez y Navarro- para obtener la masía a cambio de la cesión y los permisos de urbanización en unos terrenos junto al parque de la Oreneta, pero la oposición vecinal en Sarrià frenó la operación, de momento parada a falta de un nuevo acuerdo. «Hemos hablado con todos los partidos y todos parecen muy interesados en recuperar la finca, pero llevamos siete años con esto. En periodo electoral todo son promesas», lamenta Carme Martí, de la plataforma Salvem Torre Garcini, quien lamenta que una empresa privada tenga «la sartén por el mango» en una negociación con el municipio.

«AÑOS PERDIDOS»

A ojos del veterano líder vecinal del Carmel Fernando González, estos cuatro años han sido «perdidos». «Solo se han hecho cuatro chapuzas», asegura. Entre las prioridades que el próximo alcalde debería tener en cuenta en el barrio para los próximos cuatro años, subraya el soterramiento de la Rambla del Carmel, que soporta el tráfico de coches que hay a la salida del túnel de la Rovira, y ejecutar el proyecto de los Tres Turons «tal y como está previsto en el PGM». «Se han arreglado los accesos al Turó de la Rovira para favorecer el turismo y se han convertido las baterías en un museo, que está bien, pero todavía quedan por cerrar las expropiaciones y realojos de muchas familias que viven en condiciones precarias en terrenos calificados de zona verde», relata González, quien añade que está también pendiente la instalación de escaleras mecánicas en su empinado barrio, en puntos complicados como en la Font de la Mulassa.

Àngels Orcau, presidenta de la asociación de vecinos de La Font d'en Fargues, también plantea cuestiones de accesibilidad, una de las grandes asignaturas aún pendientes, pese a las mejoras de las últimas décadas. «Las personas que viven en la parte alta del barrio solo tienen el bus 39 para acceder a su casa, mientras el eje comercial más cercano que tenemos está en el paseo de Maragall», indica la mujer, que reivindica como prioritario un ascensor inclinado en la Davallada de Gallecs. Sobre el transporte, explica que han logrado revertir en parte los recortes en la línea 39, pero que sería importante volver a la frecuencia de paso del 2010. En última instancia, pide la dignificación de la plaza de la Font d'en Fargues. «Empezaron, pero lo dejaron a medias. No han puesto ni un banco», concluye.

'HORTA VOL INSTITUT'

Desde el tejido vecinal del barrio de Horta, por su parte, destacan el freno a la intención municipal de ceder la plaza de Boticelli para hacer un aparcamiento. «El distrito se ha visto forzado a aceptar un proceso participativo. De momento hemos logrado que se descarte el párking, pero queda lograr que se arregle la plaza y decidir los futuros usos, que habrá que combinar con los actuales de rocódromo y petanca», apuntan desde la asociación de vecinos de Horta, que también destacan la creación de la plataforma Horta vol institut, que agrupa a varias ampas de los colegios del barrio. Para resolver ese déficit de plazas tienen clara hasta la posible ubicación del futuro centro: en la pastilla para equipamientos reservada en la Clota, un «lugar central en el distrito».