EN MANOS PRIVADAS

La mansión modernista de Rockefeller

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CRISTINA SAVALL / BARCELONA

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La majestuosa Casa Burés, en la esquina de Ausiàs March con Girona, ha tenido variopintos destinos que jamás vieron la luz y dos propietarios públicos que no supieron velar por ella. Primero pertenció al Ayuntamiento de Barcelona y después a la Generalitat, que terminó en el 2014 malvendiendo esta joya modernista a Europa Capital Partners, un fondo británico miembro del grupo Rockefeller. La adquisición se realizó a través de su filial Trinder Promociones, que a su vez se asoció con Bonavista Developments, que este año ha iniciado las obras de una reforma que costará 50 millones de euros.

La Administración pública desoyó a las entidades vecinales que reclamaron sin éxito que la finca de cinco plantas, catalogada como Bien Cultural de Interés Local, acogiera equipamientos para la Dreta de l'Eixample, un barrio en el que escasean. Las empresas inversoras vieron una oportunidad de oro al comprar la propiedad, tras tres subastas fallidas, por 18,8 millones de euros, lo que significó una rebaja del 28% respecto a los 26 millones que la Generalitat pagó en su día al ayuntamiento.

El FALLIDO MUSEO DEL MODERNISMO

La Casa Burés antes fue propiedad de la inmobiliaria Landscape, del Banc Sabadell, que en el 2006 negoció su venta para transformarla en un hotel de cinco estrellas. Al tratarse de un edificio catalogado, el consistorio, con Jordi Hereu como alcalde, ejerció el derecho de tanteo y lo adquirió por 26 millones de euros con el propósito de abrir un museo de interpretación del modernismo.

El estudio TDB Arquitectura, liderado por Juan Trias de Bes, ha trazado los planos de 26 viviendas de lujo, con apartamentos, áticos, dúplex y lofts de entre 100 y 500 metros cuadrados, dos piscinas, un gimnasio y otras zonas comunes que mantendrán los mosaicos originales, la entrada de carruajes, la marquetería, las pinturas murales, las escalinatas, las vidrieras, los capiteles, los patios y las esculturas que dieron fama al edificio obra del discípulo de Antoni Gaudí, Francesc Berenguer, aunque el proyecto fue firmado por Miquel Pascual ya que el autor carecía del título de arquitecto.

Jacinto Roqueta, socio de Bonavista Developments, asegura que el edificio estaba en un estado deplorable. "La idea es volver a su uso original, cuando albergaba viviendas. Por ello conservaremos la fachada tal cual sin abrir locales ni tiendas. Lo más importante es mantener su valor patrimonial", expone Roqueta, que asegura que ya se han realizado preventas cara al 2017, cuando se acabe la restauración.

La finca se construyó entre 1900 y 1905 por encargo del industrial textil Francesc Burés para albergar pisos de alquiler y ser la sede social y los almacenes de su empresa. En su decoración trabajaron grandes artistas modernistas, como el ebanista Gaspar Homar; el escenógrafo Oleguer Junyent, que ideaba los decorados del Liceu; el vidriero Antoni Bordalba, y el escultor Joan Carreras. El estudio Chroma se encarga de la restauración de las vidrieras, las baldosas, las lámparas, las pinturas, los techos y de todos los elementos decorativos que han sobrevivido al paso del tiempo y a los hurtos.

Eduard Thió, de Chroma, considera que es uno de los proyectos más importantes asumidos por su empresa. "El nivel de calidad de sus acabados es altísimo. Está a la altura del Palau de la Música. Su riqueza artesana la hace exclusiva", define Thió.