OPERACIÓN SALIDA DE VACACIONES

Maletas en tierra

El equipaje de unos 6.000 pasajeros se amontona en varias salas de El Prat desde el viernes por la saturación de las empresas del aeropuerto y problemas de aerolíneas

Cientos de maletas pendientes de enviar a sus dueños.

Cientos de maletas pendientes de enviar a sus dueños.

ANTONI FUENTES / JOSEP M. BERENGUERAS / BARCELONA

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El aeropuerto de El Prat se ha convertido desde el fin de semana pasado en una selva de maletas extraviadas a la espera de encontrar a su propietario. Miles de maletas se amontonan en los carros en los que se transporta el equipaje a los aviones y en varias salas internas e incluso a la vista de los pasajeros.

La saturación del sistema de gestión de equipajes y de las empresas de asistencia en tierra (handling) desde el viernes ha dejado alrededor de 6.000 maletas en tierra, según fuentes próximas al aeropuerto.

Aunque la dirección de El Prat no concretó la magnitud del tapón creado en las cintas de equipajes, fuentes del aeropuerto reconocieron que hay «problemas con algunas maletas acumuladas» en la instalación. Las fotos de las salas en las que se acumulan las pertenencias extraviadas a las que ha tenido acceso EL PERIÓDICO muestran decenas de carros de gran tamaño todavía cargados con el equipaje y un mar de maletas amontonadas en el suelo. La presencia del equipaje depositado en el suelo a la espera de ser clasificado y enviado a sus propietarios era visible también a poca distancia de las cintas en las que los pasajeros tenían que recoger sus maletas.

Las redes sociales y el propio aeropuerto eran ayer un hervidero de indignación de los afectados, que relataban que llegaron a sus destinos de vacaciones con lo puesto y que tuvieron que comprar ropa y enseres de higiene personal para salir del paso. La mayoría de los afectados son turistas que volaron desde Barcelona a otras ciudades y que al llegar a sus destinos recibieron la noticia de que sus maletas se quedaron en tierra, aunque también hay pasajeros que llegaron a El Prat y tuvieron que renunciar a su equipaje al estar perdido en el océano de bultos perdidos.

Fuentes del aeropuerto atribuyeron la acumulación a «un cúmulo de circunstancias» sucedidas durante los cinco «intensos días» de operación salida: el mayor número de vuelos y plazas disponibles (el viernes, el día de mayor operativa, estaban previstos 988 vuelos) y los retrasos acumulados en la instalación, causados por factores como la mala meteorología en las Baleares y el caos que vivió el aeropuerto de Roma-Fiumicino tras un incendio y un apagón posterior el jueves y el viernes pasado, que implicó problemas en la operativa de Vueling también en El Prat y otros aeropuertos. Sin embargo, otras fuentes próximas al aeropuerto atribuyeron los problemas a la escasez de personal en las empresas de handling. La mayor afectación se produjo en las compañías a las que presta servicio Groundforce, el operador principal en El Prat. Fuentes de la empresa indicaron que cuentan con empleados de refuerzo en verano, que no cuantificaron, y añadieron que «los problemas están muy localizados en alguna aerolínea».

LA SALIDA, PRIORITARIA

Vueling, el principal cliente de Groundforce en El Prat, reconoció a este diario que se han acumulado maletas en la instalación debido a la «operación salida de agosto». Según la compañía, la firma tenía previstos unos 200 vuelos diarios durante los últimos días, muchos más de los habituales, lo que sumado al incremento de la operativa en la propia instalación y los retrasos derivados por otros factores (Roma, clima), han provocado que algunos aviones saliesen sin el equipaje. «En algunos casos se prefirió priorizar la salida del avión para que no aumentasen los retrasos y los pasajeros no tuviesen que esperar más a la llegada del equipaje a la nave», afirmó un portavoz de la firma.

Las mismas fuentes aseguraron que «son conscientes» de las molestias que supone la pérdida del equipaje para los viajeros, y que están trabajando «con todas las fuerzas posibles» para entregar las maletas lo más rápidamente posible a sus destinatarios. Algunos ya las habían recibido ayer, pero seguían mostrando su enojo en Twitter y Facebook.