JUICIO ENTRE GRANDES MEDIDAS DE SEGURIDAD

El clan Jodorovich declara que no se dedica al narcotráfico, sino a la compraventa de coches y otros negocios

J. G. ALBALAT / Barcelona

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El patriarca del clanJodorovich y tres de sus hijos, presuntos cabecillas de una red denarcotráfico, han asegurado en la Audiencia de Barcelona que no se dedican al tráfico de drogas y armas, sino a negocios familiares y a la compraventa de coches de segunda mano. Los acusados se han negado a responder a las preguntas del fiscal y solo han contestado a sus abogados defensores. El supuesto jefe de la banda,Aquilino Montero Jodorovich, ha declarado que se ganaba la vida con negocios inmobiliarios y que tenía varios locales, dos bares, una carnicería y una flota de cinco camiones.

La familiaJodorovich, originaria del centro de Europa, llegó a Barcelona desde Hungría hace cinco generaciones. El clan se dedicó a la recogida de chatarra y la venta ambulante y se instaló en las primeras casas baratas de la Zona Franca. Con los años, se emparentaron con otras familias de etnia gitana. Una de las ramas, losMontero Jodorovich, se ha dedicado al tráfico de drogas y armas, según losMossos d'Esquadra. El apellido lleva décadas ligado al submundo del crimen organizado (las primeras crónicas sobre ellos datan de 1979).

Este lunes ha empezado en laAudiencia de Barcelona un macrojuicio contra varios cabecillas, entre ellos el patriarca, para quien el fiscal reclama 25 años y 11 meses de prisión. Tres de sus hijos y otras seis personas se sientan también en el banquillo --el 11º acusado se encuentra en busca y captura--. Todos ellos han negado la acusación de tráfico de drogas.

El proceso ha empezado entre grandes medidas de seguridad. Agentes de los Mossos d'Esquadra armados con subfusiles se encargan de la vigilancia para evitar altercados.

Operación con 200 agentes

En junio del 2008, losMossos d'Esquadra propinaron un fuerte mazazo a este histórico clan. 200 agentes entraron en varios pisos de laZona Franca y se incautaron de estupefacientes, dinero y un arsenal de armas. Aquilino Montero es el supuesto líder del clan y delegaba, sostiene la acusación, en sus hijos Manuel, Simón y Antonio la responsabilidad de adquirir cocaína y hachís para su posterior distribución desde el feudo familiar de la Zona Franca entre noviembre del 2007 y junio del 2008. La fiscalía reclama 21 años y 10 meses de cárcel para cada uno de los vástagos. Además, los primogénitos almacenaban armas y municiones con las que también comerciaban en el mercado clandestino, y que después custodiaban María Isabel C. y Polat M.

La cadena de distribución de drogas del clan continuaba con Roberto H. y David P., encargados de transportar las sustancias hasta los lugares de almacenamiento y dosificación para su distribución al por menor. Mientras, María Isabel C., Alexander E. y las hermanas Olga y Sonia C. confeccionaban las papelinas.

En el registro de los viviendas de los procesados y de los inmuebles donde llevaban a cabo estas actividades, se encontró un arsenal de armas entre las que hay subfusiles, granadas de mano, rifles, revólveres, pistolas, así como miles de cartuchos. También se han incautado en los diferentes inmuebles grandes cantidades de dinero y de droga, además de decenas de llaves de vehículos de alta gama.