Los huidos de La Mina piden un 'tratado de paz' que les permita volver a casa

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La Mina de los clanes_MEDIA_1 / FERRAN SENDRA

GUILLEM SÀNCHEZ / FERRAN COSCULLUELA / BARCELONA

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Las familias gitanas que huyeron de La Mina (Sant Adrià de Besós) y del barrio de Sant Roc (Badalona) por miedo a sufrir la venganza del clan de los Baltasares Baltasares quieren recuperar su vida. Llevan más de un mes ocupando casas vacías en distintas localidades y buscando un modo de subsistir a su destierro forzoso.

La situación empieza a ser desesperante porque se trata de familias con menores a su cargo que llevan semanas lejos de la escuela y porque los espacios que han habitado improvisadamente no reúnen las condiciones necesarias. Por eso esperan que las administraciones actúen cuanto antes y arranquen un 'acuerdo de paz' a los Baltasares que les permita regresar a La Mina y a Sant Roc. 

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MÁS DE UN MES DE DESTIERRO

Cuando se corrió la voz de que un hombre de 28 años, gitano de los Baltasares, había sido asesinado de madrugada en la discoteca Nirvana del Port Olímpiccundió el pánico. Tal como manda la ley gitana, de transmisión oral, los padres, madres, hermanos, tíos y primos más directos del grupo de jóvenes que participó en su asesinato, hicieron las maletas en plena noche y se esfumaron. 

Pero la cólera de los Baltasares dejó claro que este crimen era más grave y esta vez no harían distinciones entre lazos familiares: debían irse todos. Así lo remarcó Ramona, la madre de la víctima del Port Olímpic, en una entrevista con este diario. En los días siguientes a la muerte, se sumaron a la diáspora los tíos y los primos más alejados. Actualmente, están desterrados incluso los parientes más remotos de las familias de los Zorros, los Cascabel, los Manuel y los Pelúos

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“Es insostenible”, asegura un desplazado de cuarta generación que no quiere ser citado. "Los niños están durmiendo en colchones en el suelo". "Nosotros somos de La Mina y tenemos que volver allí porque no hemos hecho nada”, reclama.

Los Baltasares creen que el modo en que se produjo el asesinato de uno de los suyos, que cayó ante un grupo de entre siete u ocho jóvenes, otorgan a esta muerte un carácter especial que justifica que el destierro no haga excepciones y sea permanente para cualquier miembro de estos clanes, sin importar su grado de parentesco. 

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"Juramento de venganza","text":"La madre del fallecido tambi\u00e9n extendi\u00f3 su amenaza a los familiares de los j\u00f3venes que, seg\u00fan los Baltasares, hab\u00edan acabado con la muerte de su hijo, los miembros de los clanes de\u00a0los Zorros,\u00a0los Cascabeles, los\u00a0Pel\u00faos\u00a0y los Manuel. \u201cA los familiares les digo que vendan su vivienda y se mantengan tambi\u00e9n fuera de Catalunya. Porque si cogemos a uno solo de ellos vamos a hacer una masacre. Los vamos a exterminar\u201d, advirti\u00f3."}}

Los huidos, por contra, lo ven desproporcionado y piden que se conceda el permiso de regresar a todas las personas que no mantienen vínculos directos con los autores del crimen. "Como ha ocurrido siempre hasta ahora", subrayan. Para ello piden una intervención urgente de ayuntamientos y Generalitat que facilite la recuperación de sus hogares. Además recuerdan que los Baltasares viven en las casas baratas de Bon Pastor (Barcelona) y en la zona más cercana al Besós de Santa Coloma de Gramenet, sitios alejados de La Mina y de Sant Roc, que impide un hipótetico contacto entre los clanes afectados en la contienda que acrecentara el dolor de la familia de la víctima.  

PENDIENTES DE VOLVER

Las familias de parentesco más alejado buscan tímidamente sitios cada vez más cercanos a sus casas, a la espera de que llegue un pacto con los Baltasares. El PERIÓDICO ha estado este martes en uno de estos asentamientos, situado en una localidad de la segunda corona del área metropolitana. En este caso, la vivienda es un chalet deshabitado de grandes dimensiones, situado en una urbanización acomodada, que fue ocupado el pasado miércoles por una cuarentena de personas de etnia gitana, la mitad de ellos menores de edad.

"No queremos hablar con la prensa porque estamos amenazados de muerte y cualquier declaración que hagamos sería como una provocación”, han explicado, dando a entender que su proximidad a Badalona está más o menos tolerada por la familia rival siempre y cuando no entren en nuevas controversias.Cuatro jóvenes que custodiaban la entrada al domicilio, y que advirtieron al periodista que lo denunciarían si traspasaba la puerta de entrada del patio, reconocieron que eran parte de las familias que han escapado del barrio de Sant Roc (Badalona) tras el asesinato de uno de los miembros del clan Baltasar.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Los Mossos d'Esquadra\u00a0","text":"Los Mossos d'Esquadra\u00a0protegen el barrio mientras insisten en la medicaci\u00f3n con los Baltasares"}}

BARRIOS VIGILADOS

Los Mossos d’Esquadra siguen trabajando en tres frentes distintos para resolver este conflicto: mantienen abierta la investigación para capturar a los responsables del crimen -de momento, uno de ellos ya fue detenido en Bilbao-, siguen desplegando en La Mina y en Sant Roc patrullas policiales -de seguridad ciudadana y antidisturbios- para proteger tanto a los que siguen viviendo en la zona como las posesiones abandonadas de los desterrados, e insisten en la vía de la mediación con los Baltasares para lograr un acuerdo que devuelva la paz social a los dos vecindarios. 

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"El antecedente de Todos los Santos en Figueres","text":"La respuesta del clan Gabarre no se hizo esperar y durante los siguientes d\u00edas destruyeron varias casas (entre ellas la del hermano del asesino) y mataron brutalmente a una decena de caballos en una finca de Vilamalla que era propiedad de otro allegado de los Cort\u00e9s. Sin embargo, tras estas represalias, la contienda se apacigu\u00f3 sin que hubiera que lamentar ninguna otra muerte. \u00a0\u00a0"}}

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