Los vigilantes del bosque

El Parque de Bomberos de Vallvidrera, que abre de junio a septiembre, controla Collserola de día y de noche Cinco bomberos y un camión permanecen en alerta

Bomberos del minicuartel de Vallvidrera comprueban el estado de una boca de riego, la semana pasada.

Bomberos del minicuartel de Vallvidrera comprueban el estado de una boca de riego, la semana pasada.

PATRICIA BARAJAS / BARCELONA

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Los bomberos de Barcelona cuentan con seis parques distribuidos por toda la ciudad. Pero hay una dotación, que pertenece al parque  de bomberos de Vall d'Hebron, que está desplazada a una minibase en Vallvidrera que solo abre sus puertas en verano, desde junio hasta septiembre.

Cuatro turnos, formados por cinco bomberos cada uno, rotan  día a día y cumplen 24 horas seguidas de guardia. A las ocho de la mañana se produce el relevo y la primera tarea del grupo es comprobar que todo el material esté en orden. Batería en los walkie-talkie, gasolina en el camión y pilas en las linternas... Todo debe estar preparado para una posible alarma.

Tras el desayuno, los bomberos inician una ruta por Collserola. Los trayectos están prefijados y sirven para dejarse ver por los vecinos y también para comprobar que las bocas de incendio funcionan. «El tiempo de la ruta varía según el día. De media a una hora», comenta el cabo Agustí Pallarés.

El espacio justo

El parque de bomberos de Vallvidrera tiene 192 metros cuadrados. Un espacio pequeño comparado con los 2.896 metros cuadrados del de Vall d'Hebron. El edificio tiene dos pisos. Una cocina, una televisión, taquillas para guardar objetos personales, un baño y cinco camas. Además cuenta con un aparcamiento para el camión cisterna. «En la ciudad los parques están más equipados. Tienen gimnasio, sala de descanso y sala de prácticas. Aquí al menos podemos mirar el paisaje», añade Pallarés.

Cuando hay una urgencia suena una alarma y desde la centralita les envían la información. Tardan menos de dos minutos para estar listos. «Aquí la respuesta es un poco más lenta porque la dotación es completa. Nadie se queda haciendo guardia y hay que cerrar el parque al salir», dice Pallarés. Nunca se sabe cuándo va a saltar la alarma, es por eso que cocinan la comida temprano. «Más de una vez no hemos podido acabar de comer porque ha sonado la alarma. Dejamos los platos encima de la mesa y salimos lo más rápido posible», comenta el bombero Paco González.

Los vecinos saben que el papel de los bomberos en verano es muy importante porque, en un supuesto incendio, actúan más rápido que si han de subir dotaciones de otros parques urbanos. «Para nosotros es esencial que estén durante esta época del año. Estamos contentos con su trabajo. Lo único que reclamamos es más presencia policial, porque ha habido muchos robos en estos últimos años», comenta Anna Bosch, presidenta de la Associació de Veïns Vallvidrera-Plaça del Pi.