LA SUBLEVACIÓN DEL BARRIO MARINERO

Quien no llora, no mama

Los vecinos de la Barceloneta rodean el barrio con sus manos formando una barrera simbólica de protección contra los incívicos y el turismo de borrachera, ayer por la tarde.

Los vecinos de la Barceloneta rodean el barrio con sus manos formando una barrera simbólica de protección contra los incívicos y el turismo de borrachera, ayer por la tarde.

MAYKA NAVARRO / BARCELONA

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A sus 84 años, Fina, que no revela sus apellidos porque habla «de vez en cuando» con el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, es el vivo ejemplo del significado de haber nacido, crecido, parido y vivido en la Barceloneta. Pelo corto, fuerte y orgulloso de sus canas, un color de piel saludable y envidiable de barrio marinero y una energía y fortaleza que ayer tarde le permitieron agarrar más de un vez el megáfono y lanzar arengas al medio millar de vecinos que tomaron nuevamente las calles de la Barceloneta para rechazar el descontrol de los apartamentos turísticos ilegales.

La de ayer fue una protesta simbólica con la que los vecinos pretendían formar una cadena humana que rodeara el barrio para simbolizar que lo protegían de los incívicos. Ante la imposibilidad de cercar toda la Barceloneta, se optó por rodearla, cogidos de la mano, y acabar la marcha en la popular plaza del poeta Boscà, conocida por los vecinos del barrio como la Repla.

Tras un agosto convulso en el que los vecinos hartos de los incívicos se aplicaron el cuento de 'quien no llora, no mama', y tomaron las calles para gritar «basta», las cosas se han calmado en la Barceloneta. «Nuestra lucha no ha terminado, pero es cierto que se ha rebajado el descontrol que se había apoderado de las calles y la situación ha mejorado». Lo cuenta Manuel Martínez, uno de los responsables del Moviment Veïnal Barceloneta que lideró las protestas arrastrando hasta detrás de las pancartas a las diferentes asociaciones de vecinos del barrio.

El próximo 22 de septiembre, los representantes vecinales se volverán a entrevistar con Trias y «por fin» han conseguido una cita con la directora general de Turismo de la Generalitat, Marián Muro, después de que esta les haya «ignorado», según los líderes de la protesta.

En todo este tiempo, los técnicos municipales solo han precintado un piso turístico ilegal, y otro medio centenar están en vías de ser cerrados. Los vecinos lamentan que el ayuntamiento tenga «pocos inspectores» para detectar el «millar» de establecimientos ilegales que, según las pesquisas vecinales, se han abierto en los últimos tiempos.

Las cifras no cuadran. El ayuntamiento solo ha otorgado en la Barceloneta 72 licencias de apartamentos para uso turístico. En cambio, solo Airbnb ofrece en su web más de 400 establecimientos en un barrio que elige para pernoctar el turismo de bajo presupuesto que visita la ciudad.

Los vecinos advierten de que su lucha no cesará. «Hasta que no tomamos las calles no nos hicieron caso», recuerda Martínez. En la Repla los asistentes improvisaron una asamblea en la que a mano alzada aprobaron estar con sus camisetas amarillas y sus pancartas en la plaza de Sant Jaume el día que el alcalde Trias dé el pistoletazo de inicio a las fiestas de la Mercè.

Fina, la vecina de la calle de Sant Miquel que nació y creció en la Barceloneta y ahora protesta, grita y silba para recuperar la dignidad perdida de su barrio, estará.