HISTORIA DE BARCELONA

Los secretos de Montjuïc

'Montjuïc. La muntanya del poble' recorre los campos íberos, las ermitas medievales, las canteras, el castillo, las exposiciones internacionales, los merenderos, el parque de atracciones y el anillo olímpico de la ciudad.

Clase al aire libre en la Escola del Bosc, en 1914, año en que se inauguró en la montaña de Montjuïc.

Clase al aire libre en la Escola del Bosc, en 1914, año en que se inauguró en la montaña de Montjuïc.

CRISTINA SAVALL / BARCELONA

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Es poco conocido que en Montjuïc a principios del siglo XX se celebraban bailes en los que no se permitían las parejas de un mismo sexo. O que el Palau de l'Electricitat i la Força Motriu de la Exposición Internacional de 1929 se transformó dos años después en los estudios cinematográficos Orphea Films, donde Sara Montiel rodó en 1957 El último cuplé. O que en la pista del antiguo estadio se ordenaron cientos de sacerdotes durante el Congreso Eucarístico de 1952. O que la vertiente de la montaña que mira hacia la desembocadura del río Llobregat ya fue ocupada por los íberos layetanos en los siglos V y IV antes de Cristo. O que en su cementerio están enterrados Joan Miró, Ildefons Cerdà y Francesc Macià.

De datos históricos y de curiosidades versa Montjuïc. La muntanya del poble (Editorial Base), el nuevo libro de Ferran Aisa, autor de Una historia de Barcelona. Ateneo Enciclopédico Popular (1902- 1999). Una historia de Barcelona. Ateneo Enciclopédico Popular (1902- 1999)Hoy Montjuïc es un espacio de deporte, de ocio y de cultura, con sus múltiples museos y varios proyectos en marcha que la harán más fuerte en este sentido, como la idea de destinar a fines museísticos los pabellones de Alfons XIII y de Victòria Eugenia, hasta ahora utilizados por la Fira de Barcelona.

Pero durante siglos, la montaña, con su castillo como gran atalaya de la ciudad, fue territorio de guerra, de cárcel y de represión. También de pobreza, por la proliferación de barracas a principios del siglo XX (5.000 contabilizadas en 1914), la mayoría derruidas por las obras de la exposición de 1929. A su vez fue espacio de diversión con sus merenderos, el desaparecido parque de atracciones y con la celebración de la verbena de Sant Joan al lado de hogueras.

Aisa recuerda en el prólogo acontecimientos como la recuperación del primer carnaval autorizado tras el franquismo en 1977 en el Poble Espanyol. «Además acogió el mitin de la CNT en la explanada de la Font Màgica, la primera Festa del Treball

del PSUC y la llegada de Tarradellas a Barcelona», dice el autor, que escribió el libro a raíz de la conferencia El Montjuïc popular dels obrers, que pronunció hace siete años en el Centre Cívic El Sortidor, del Poble Sec.