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Sants-Montjuïc: Entre Can Vies y el devenir del Paral·lel

Sants-Montjuïc tiene pendiente finalizar la urbanización del cajón de Sants, desencallar el futuro de Can Vies, la llegada de la L-9/10 a la Zona Franca y dinamizar el nuevo Paral·lel.

HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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Sants ha sido estos años un escenario caliente. Allí estalló uno de los principales conflictos del mandato de Xavier Trias, a buen seguro el más espectacular: la ola de disturbios tras el intento de derribo del centro social okupado Can Vies. Allí también se vivieron meses de protestas por el planteamiento de la reforma del Paral·lel -que acabaron con el escrache al alcalde el día de su inauguración-; y allí el concejal de Urbanismo, Antoni Vives, vio como la oposición vecinal -y política- le hacía olvidarse de su sueño neoyorkino de convertir el cajón de Sants en una suerte de High Line viéndose obligado a rescatar el proyecto anterior, pactado tras una ardua negociación entre los vecinos y todos los partidos en el anterior mandato.

El primer gobierno de Trias ha sido también el de la conquista vecinal del viejo recinto fabril de Can Batlló; conquista que, tras décadas de batalla, coincidió con la llegada de los nacionalistas del lado mar de la plaza de Sant Jaume. Durante los primeros años del concejal Jordi Martí en el distrito la relación entre el tejido vecinal y el entonces nuevo equipo de gobierno fue fluida. Martí se mostró flexible a las reivindicaciones y Can Batlló se convirtió enseguida en un referente de autogestión en la ciudad. Eran -aún son- los vecinos los que decidían qué hacer y cómo con el espacio, y la Administración, visto el éxito, les iba cediendo nuevos espacios. Se desencalló también en esos años para alegría del movimiento asociativo la recuperación de la antigua cooperativa de la Lleialtat Santseca, estos días en plenas obras de remodelación. El punto de inflexión que giró como un calcetín esa buena sintonía tiene una fecha clara: el 26 de mayo del año pasado, con el desalojo de Can Vies, el derribo frustrado y las conocidas consecuencias.

Prácticamente todo el mundo coincide en que las dos grandes asignaturas pendientes en el distrito son la llegada del metro a la Zona Franca (y la mejora de la frecuencia del bus en los barrios de la Zona Franca) y la ejecución de la tercera fase de la urbanización de los alrededores del cajón de Sants para dar salida a las decenas de familias que viven en precario frente a la nueva estación de Mercat Nou; ejecución que llevará implícito desencallar el conflicto, ahora en vía muerta, de Can Vies.

UN ASUNTO ESPINOSO

 En el barrio no hay consenso sobre cuál debe ser el futuro del ya histórico equipamiento. Algunos piensan que Can Vies debe mantenerse en pie porque forma parte de la historia del barrio. "Debe sobrevivir y ser gestionada por los jóvenes. Para ello se debe resolver el tema urbanísticamente, modificando ligeramente el proyecto de urbanización para mover la rampa de acceso al parque sobre el cajón, y alcanzar un pacto entre los gestores del espacio y los vecinos de los alrededores para evitar conflictos, como sucede en el resto de espacios juveniles en la ciudad", opina Jordi Soler, activista vecinal. Otras voces, en cambio, pese a coincidir en que "el barrio no debe perder un equipamiento juvenil"», como de facto es Can Vies, apuestan por ejecutar el plan urbanístico tal y como tanto costó pactar, plan que prevé el derribo del 60% del edificio, de propiedad municipal.

En Hostafrancs, una de las principales peticiones vecinales -ya en la categoría de histórica- es la ejecución del PERI, lo que significa la apertura de la calle de la Diputació y la construcción de un equipamiento público que está previsto por calificación. 

Desde la asociación de vecinos de Hostafrancs proponen que sea un casal para mayores. Reivindican, además, la reforma integral de la plaza de los Països Catalans, otro de los puntos negros del lugar, y una mayor asistencia a personas, familias y colectivos en situación de vulnerabilidad. Agustín Mestre es jubilado y vecino de Hostafrancs. A sus ojos, uno de los problemas del barrio es la limpieza. «Haría falta reforzar los servicios de limpieza y la vigilancia», asegura Mestre.

Pepe Rodríguez es vecino de Badal y padre. Su petición es clara: que se dignifiquen los entornos de la estación ferroviaria de Sants. «Somos muchas las familias que vamos al colegio Pràctiques desde la Bordeta, Badal y Hostafrancs. Tenemos que cruzar el aparcamiento de taxis, bordear la estación de tren, cruzar la estación de autobuses y otros dos nuevos aparcamientos provisionales para llegar hasta el colegio», apunta Rodríguez. «Pedimos una solución definitiva para dignificar un espacio muy usado que lleva muchos años degradado», concluye este padre.

Al margen del transporte, en la Zona Franca exigen al municipio alternativas residenciales a los desahucios de familias con problemas económicos en cuanto al derecho a la vivienda, uno de los principales problemas que ha vivido el barrio en los últimos cuatro años.

EL FUTURO DEL POBLE SEC

Otro de los grandes temas sobre la mesa en el distrito es la definición de los nuevos usos del reformado Paral·lel. Una vez inaugurada la obra con sus farolas inteligentes, el Poble Sec reivindica que la dinamización de la avenida «se oriente hacia un uso ciudadano y se potencie el comercio de proximidad y se controlen las terrazas». "No estamos en contra de las terrazas, pero no se puede repetir una situación como la que ya sufrimos en la saturada calle de Blai"», expone Josep Guzmán, presidente de la Coordinadora d'Entitats del Poble Sec, quien también lucha por la recuperación para el barrio del edificio del Palau de la Premsa, en Rius i Taulet.

Al otro lado de la Fira de Barcelona, el barrio de la Font de la Guatlla se extiende entre la montaña de Montjuïc y la Gran Via. Es un lugar discreto, que no suele saltar a las primeras ni a las últimas páginas de los diarios, pero sus vecinos tienen una larga lista de reivindicaciones. Quieren que el futuro alcalde no olvide la ejecución de la tercera fase del PERI de la barriada del Turó, en la que quedan 30 familias pendientes de realojo. «Este mandato han modernizado el alcantarillado, y el huerto social frente a las viviendas, donde antes solo había porquería, ha dignificado la zona, pero el objetivo final es que se ejecute el PERI», explica Jordi Tarradell, vicepresidente de la asociación de vecinos.