Los partidos coinciden en limitar el alojamiento turístico en BCN

Turistas a la entrada de uno de los muchos hoteles del centro de Barcelona, ayer.

Turistas a la entrada de uno de los muchos hoteles del centro de Barcelona, ayer.

PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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atres días de pasar por las urnas, los barceloneses ya pueden dar por hecho que, sea quien sea el vencedor, se abrirá -con mayor o menor celeridad y contundencia según el resultado- una nueva etapa en lo que a la gestión turística de la ciudad se refiere. Con el paso de los días, si en algo están coincidiendo los alcaldables de la oposición es en reivindicar una radiografía completa de todo el alojamiento (desde hoteles a albergues y pisos turísticos) para establecer criterios máximos de densificación, frenar la actividad en zonas de saturación y tratar de implantarla en zonas vírgenes turísticamente. Tal es la unanimidad en este sentido que los hoteleros, un poder fáctico en la ciudad casi intocable hasta ahora, ya asumen que Barcelona tendrá que articular «un plan de usos para toda la oferta de alojamiento».

Los encuentros de los candidatos con representantes de la hostelería han subido de voltaje en esta campaña, con el turismo convertido en tema de debate ciudadano y a juicio. Ante los hoteleros, los candidatos han dejado claro un mensaje de descentralización que no pasa solo por pretender crear iconos de barrio, sino por llevar el alojamiento y la vida del turista a puntos no saturados. Jordi Clos, presidente del Gremi d'Hotels de Barcelona, afronta que «hay que diversificar el turismo y generar riqueza en barrios donde no la hay». Y aunque el gremio no es partidario «por lógica empresarial» de limitar lo que considera un motor económico, estaría de acuerdo con acotar la actividad hotelera en puntos como Ciutat Vella y el Eixample, que copan la mayoría de las plazas. Siempre y cuando sea una medida razonada, con un plazo determinado y una estrategia «clara de futuro» para la ciudad.

PUGNA / Y si la hotelería tradicional suma unas 65.000 plazas en la ciudad, los pisos turísticos legales representan unas 36.000 y son de momento los únicos sometidos a una prohibición de nuevas licencias. Por eso, el presidente de la patronal Apartur, Enrique Alcántara-García, que también se ha reunido con los aspirantes a la alcaldía, aplaude la posición generalizada de regular todo el alojamiento. «Preferimos que no haya vetos, pero si los ha de haber han de ser para todos», aduce.

En contundencia se impone Ada Colau, que no solo habla de una moratoria de licencias generalizada en Barcelona para extender el impacto del turismo y crear una regulación, sino también de auditar la oferta actual. Desde el PSC, Collboni persigue poner orden en todo el alojamiento y «establecer limitaciones según la carga de cada barrio». Desde sus filas, Sara Jaurrieta detalla que el plan ha de ser global de ciudad para objetivar «la carga turística» de cada zona y tomar medidas que frenen la presión en las más invadidas y potencien el negocio en las que carecen de oferta. Y agrega que  mientras se regula el sector será necesario imponer moratorias de licencias para evitar un alud de demandas.

Y en ERC, donde Alfred Bosch quiere «redirigir el alojamiento hacia las zonas periféricas», dan por sentado que al menos Ciutat Vella y el Eixample necesitan una suspensión temporal de nuevas licencias de todo tipo de camas, para facilitar el tráfico hacia otros distritos. Hasta en el PP, contrario a poner trabas a la actividad económica, defienden una radiografía de las plazas registradas en toda la metrópolis, para redistribuir el turismo a otros barrios, aplicando «planes especiales por zonas, según su densidad», para atender casos de sobredosis, apunta su concejal Xavier Mulleras.

TRIAS Y EL CONSENSO / Una cuestión sobre la que el más ambiguo es justo el grupo en la alcaldía. CiU puntualizó ayer que cualquier medida al respecto se definirá en el plan estratégico de turismo 2015-2020 que está germinando en base al reciente «proceso de reflexión», desde la mesa multisectorial y la audiencia pública. Allí muchas voces hablaron claramente de poner límites territoriales al crecimiento. Pero Trias vuelve a dejar la pelota en manos del «consenso». Y Clos advirtió de que si Barcelona afronta una moratoria hotelera en el marco de un plan estratégico de futuro o un freno en algunas zonas, las reglas «han de quedar claras» para no espantar a los inversores internacionales -como Four Seasons-, que pueden huir ante la inseguridad normativa.