Los mercados de Barcelona ganan clientes pero la compra media es de 16 euros

Interior del nuevo mercado de Sant Antoni, aún en obras.

Interior del nuevo mercado de Sant Antoni, aún en obras.

PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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El debate de fondo que algunos vecinos quieren abrir desde Gràcia es si el modelo de reformas que acomete desde hace lustros el ayuntamiento barcelonés (heredado entre mandatos) sigue vigente o está caducado. Gràcia cap a on vas mantiene que los equipamientos del siglo XXI deben tener más vocación de barrio, más enfoque de sostenibilidad y proximidad, y menos brillos. Y desde la Abaceria, Jeroni Magrans no esconde su cabreo ante la tergiversación de esos principios. "Mi familia lleva tres generaciones vendiendo frutas y verduras que siempre han sido de proximidad aunque no las llamáramos así", explica el tendero, que además ve inviable la propuesta alternativa de ese colectivo y lamenta que "algo que beneficiará a todos" se haya visto parcialmente enturbiado.

Corría 1993 cuando se ejecutó la primera reforma moderna con criterios que aún se abanderan, en Sagrada Família. Es decir, con un supermercado para complementar la compra integral y con aparcamiento para ser competitivos y facilitar la gran compra semanal, por ejemplo, del que luego se va de fin de semana. En Mercats de Barcelona han encadenado remodelaciones, de mayor o menor calado, con ese objetivo de evitar el ocaso de los 39 mercados alimenticios de barrio, generar actividad en el entorno y atraer al comprador joven, que suele buscar la compra rápida y única del súper. 

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En esa puesta al día, defienden que se han ido incorporando desde mejoras energéticas (tratamiento de residuos integrado en los mercados, criterios sostenibles en la logística...) a nuevas tecnologías (compra online o reparto, aplicaciones...) para la compra, espacios asociativos integrados y también actividades de pedagogía alimentaria. Los puestos de payés y cooperativos también han ido agregándose.

¿A un coste económico excesivo para el volumen de puestos de venta? Para la plataforma que ahora pide otra fórmula más modesta de reformas, sí. Para los tenderos y muchos clientes, se está preservando un modelo de consumo de producto fresco que si no se distribuiría solo desde las grandes cadenas de supermercados. En ese intento de rejuvenecimiento, los mercados buscan su nuevo nicho de mercado en el producto preparado (de su especialidad). Y en algunos casos, como en el Ninot, aunque con pies de plomo para no desvirtuar la oferta, hacia los puestos con degustación, que en la Boqueria (desbocada) ahora se limitarán.

66,8 MILLONES DE CLIENTES

El ayuntamiento aporta cifras y afirma que desde el 2010 los mercados municipales han ganado más de cinco millones anuales de usuarios, alcanzando los 66,8 millones el año pasado, remontando tras la caída del 2012 y 2013. Una recuperación que vinculan a las fuertes inversiones. En el 2016 se destinaron 22 millones a reformas, que en este año serán 33 e incluyen el remate de la joya de la corona, Sant Antoni (que absorberá este año la mitad del presupuesto), y los de Sant Andreu, Bon Pastor, Vall d'Hebron, la Boqueria (trabajos menores) y la Abaceria, explica la concejala de Comercio, Montse Ballarín.

Una afluencia que no se traduce en muchas alegrías en la compra, con el tíquet medio de gasto rondando los 16 euros, más que hace dos años, pero por debajo de los 17,8 del 2009. El consistorio también esgrime las 250 actividades de dinamización comercial en mercados del 2016, los 6.300 escolares de visita, las acciones ambientales y las ferias para reconquistar compradores.