SIGLO XIX SIGLO XX SIGLO XXI

Los iconos de la ciudad

El Gabinete de Curiosidades Salvador, el monumento a Colón y la Sagrada Família, símbolos de Barcelona

CARLES COLS / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

SIGLO XIX - El Gabinete Salvador

Prosper Mérimée concluyó despectivamente que la ciudad le recordaba cualquier villa fabril de provincias de Francia y George Sand se escandalizó ante el derribo del convento de Santa Caterina, pues no le encontraba otra gracia a la ciudad. Así que cuesta afirmar que Barcelona tuviera a mediados del siglo XIX un imagen icónica de escala internacional. En realidad, no era un lugar de destino, sino más bien una inevitable escala de paso rumbo al sur de España, Mallorca o, eso sí, Montserrat. La resistencia barcelonesa de 1714 perduraba en la memoria internacional, pero la ciudad se había transformado ya en el XIX en un paisaje de fábricas. Con todo, si se trata de buscar una visita obligada de aquella Barcelona de entonces, podría valer perfectamente el Gabinete de Curiosidades Salvador. En una trastienda de la calle Ample, la saga de los Salvador atesoró una colección extraordinaria, en la que lo natural y lo fantástico se daban la mano. Aquel protomuseo de ciencias naturales era visitado con frecuencia por los visitantes ilustres de Barcelona. Hoy, lo que queda de aquella joya y una reproducción de lo desaparecido puede visitarse en el Museu Botànic de Montjuïc. El propósito es trasladar aquel gabinete algún día a la Ciutadella.

SIGLO XX - Monumento a Colón 

El uso del monumento como reclamo es una idea que no apareció en la primera guía turística de Barcelona, de 1776, ni en varias de las posteriores. En verdad, Barcelona no tuvo una primera imagen icónica hasta que con motivo de la Exposición Universal de 1888 se erigió el monumento a Colón. En el primer cartel promocional de la ciudad, que la presentaba como destino de invierno para huir del frío norte de Europa, aparecía en primer plano una hermosa mujer elegante y, al fondo, minúscula, la estatua del descubridor.

Con la exposición de 1929, Barcelona sorprendió al mundo tal y como en 1992 lo hizo con los Juegos Olímpicos. Las fuentes de Montjuïc fueron internacionalmente publicitadas, gracias en parte al empuje interesado de la empresa autora de su ingenieria, Westinghouse, pero es que realmente eran y son sorprendentes. Pero con la dictadura, el monumento a Colón retomó su papel de fotografía por excelencia de la ciudad, algo casposa, vista hoy en día, pero su situación, a los pies de la Rambla, le beneficiaba.

Vale la pena aquí abrir un paréntesis para subrayar un fallecimiento del que se ha dado fe en las jornadas sobre turismo del Archivo Histórico. El verbo ramblejar ha muerto por falta de uso.

SIGLO XXI - La Sagrada Família

Aunque George Orwell en su accidentada experiencia barcelonesa durante la guerra civil lamentó «el mal gusto que mostraron tener los anarquistas cuando tuvieron la oportunidad de dinamitar» la Sagrada Família y no lo hicieron, lo cierto es que la obra de Gaudí en general y este templo expiatorio en particular tuvo una gran aceptación inicial, tanta que hizo sombra al resto del modernismo de la ciudad. El modernismo, sin embargo, pasó de moda, y no fue reivindicado como algo notable hasta muchos años después.

La Sagrada Família es hoy la construcción más fotografiada de la ciudad. Gaudí tiene un gancho internacional indiscutible. Por eso, al hilo del cierre de locales emblemáticos que actualmente sufre la ciudad, resulta especialmente dolorosa la pérdida de excelentes trabajos perdidos que Gaudí ejecutó en la ciudad. Por ejemplo, el Café Torino, que hizo mano a mano con Josep Puig i Cadafalch, en la confluencia de la Gran Via con el paseo de Gràcia. Era un establecimiento sin rival. El debate del Archivo Histórico, en ese sentido, certificó que la Sagrada Família es el icono más potente de la Barcelona actual y, como triste contrapunto, que no queda en la ciudad ningún gran café del siglo XIX.