Miedo a la oferta clónica

Tiendas y viajeros 8 Arriba, ambiente en Argenteria y en la Rambla. Sobre estas líneas, en Pelai y en la nueva Diagonal, el jueves.

Tiendas y viajeros 8 Arriba, ambiente en Argenteria y en la Rambla. Sobre estas líneas, en Pelai y en la nueva Diagonal, el jueves.

PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Una cosa es la variedad de artículos que se pueden comprar. Otra, la de marcas. Aunque el mix de productos permita conseguir casi cualquier cosa en el centro, el otro debate de fondo es la diversidad de formatos. En otras palabras, el paisaje clónico que ofrecen algunas calles, respecto a lo que podría ser una vía principal turística de cualquier otra gran ciudad. ¿Por qué en el Portal de l'Àngel las mismas marcas copan más de un edificio? O en el paseo de Gràcia, entre otros ejemplos. El comerciante arraigado tiene miedo de que esa globalización acabe ahogando el negocio, si un buen día el visitante se aburre de encontrar lo mismo que en su casa, sin el efecto novedad.

Gabriel Jené, el presidente de Barcelona Oberta, la asociación que aglutina a los ejes comerciales más turísticos de la ciudad, es consciente de ese riesgo y de la necesidad de encontrar el equilibrio entre productos, pero también entre marcas, multinacionales y autóctonas. Solo lo diferente acaba siendo distintivo y genera "identidad". Según Jené, esa "colonización" se debería combatir con dos fórmulas posibles: "planes de uso" que, como en la Rambla, pongan coto a la sobredosis de una misma oferta (sea de bares o de textil), y una nueva regulación que permita a áreas comerciales -siguiendo un modelo anglosajón- funcionar como entidades de interés económico con regulación propia, como sucede en un centro comercial, donde se ajusta el tipo de oferta y una misma marca no puede estar repetida, primando la variedad. "Barcelona aún tiene una mezcla singular, pero claramente la tendencia es a que desaparezca", sentencia, con preocupación. No se alude solo a las tiendas emblemáticas o históricas, sino a los negocios originales y a la oferta de tiendas con producto diferenciado.

Distribución estratégica

Para David Nogué, de Eixos, es normal que toda gran urbe tenga calles comerciales de oro, donde poco a poco solo pueden alinearse las supermarcas, dispuestas a pagar los precios estratosféricos de la primera línea comercial. Pero defiende que en el centro de Barcelona, donde el comercio funciona "en estructura de malla", junto a las supercalles prohibitivas se desarrollan propuestas de sabor más local y distintivo. Es el caso de pequeñas vías del Gòtic, el Born o cualquiera de las travesías que cruzan el paseo de Gràcia, sostiene. De hecho, en algunas calles 'prime' las marcas de lujo buscan más el escaparate internacional que las ventas en sí mismas.

Lo que para los ejes turísticos queda claro es que las mejoras urbanísticas alientan tanto afluencia como ventas. Lo destaca Marta Canut, líder de Diagonal Centre, donde la ampliación de aceras ha dado un vigor renovado al comercio (cercano ya a la plena ocupación) de la avenida. Por eso Jené reivindica que el próximo mandato se actúe en dos calles hiperactivas pero con una trama que ha quedado desfasada: la calle de Pelai y la ronda Universitat. En la primera se ha llegado a plantear una pacificación en uno de sus tramos. Pero como mínimo ahora se exige la ampliación de aceras, al igual que en la ronda, comercial, pero rendida al tráfico rodado.