Llegar con lo puesto

Los empleados de El Prat suelen atribuir la falta del equipaje al aeropuerto de procedencia aunque denuncian escasez de manos

Emérita López se reúne con su familia procedente de Bogotá, en el vuelo de Avianca que llegó sin su equipaje.

Emérita López se reúne con su familia procedente de Bogotá, en el vuelo de Avianca que llegó sin su equipaje.

CARMEN JANÉ / EL PRAT

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La puerta de llegadas de un aeropuerto es siempre un lugar de alegría. Encuentros ansiados, abrazos, besos, lloros, gritos de bienvenida, flores... por el solo hecho de llegar y estar presente. Pero siempre hay alguien que no puede disimular su enfado: el que ha llegado con retraso en el vuelo o al que le han perdido la maleta. Este martes, la salida de la terminal 1 del aeropuerto de El Prat no era una excepción. Y en un día en que la puntualidad estaba en los parámetros imperfectos de lo habitual, el equipaje daba la nota discordante.

«Mi madre acaba de llegar de Perú vía Bogotá con Avianca y viene sin maleta, y sin el servicio de asistencia que contraté. Es una vergüenza», explicaba Luz visiblemente indignada y con todos los papeles en la mano para espetarlos ante la ventanilla de reclamaciones que está justo delante de la zona de equipajes. En la misma situación se encontraba Emérita López, cuya furia solo era apaciguada por el feliz reencuentro con su familia.

No iba a ser ni la primera ni la última en reclamar esa tarde. La cola era larga y llevaba días repitiéndose. El origen hay que buscarlo a principios de verano y se reparte entre casi todas las compañías aéreas que utilizan los servicios de handling de Groundforce, que en El Prat son la mayoría. Una joven pareja, Zof Wong y Tim, llegaba poco antes de Hong Kong vía Londres para pasar un mes en Barcelona, y de momento, sin las dos grandes maletas donde iban ropa y enseres personales. «No sé qué haremos. Algo tendremos que comprar», afirmaba agobiada Wong.

En el mostrador interior les habían dicho que seguramente su equipaje se había quedado en Londres, pero esta es la frase con la que suelen apaciguar a los descontentos, a quienes emiten un resguardo con un número de reclamación en el que, según la compañía, podrán consultar si han hallado ya la maleta y concretar adónde se la envían.

Tim, más insistente, quiso que le emitieran un certificado para mostrar al seguro que había perdido su equipaje y poder pedir un avance de la indemnización. Fue derivado al mostrador de British en la planta superior, que es compartido con Iberia y el resto de las aerolíneas de la alianza Oneworld. «Me dicen que ellos no lo emiten, que vuelva a equipajes perdidos».«Llegué el sábado de un crucero por el Báltico desde Hamburgo a Barcelona, con Vueling. De los 22 amigos que íbamos, a ocho no nos aparecieron las maletas, cuando habíamos sido de los primeros en embarcar. Llevo esperando mis tres maletas desde entonces y me acaban de enviar un mensaje diciendo que las entregarán este jueves. Mis hijas adolescentes, sin equipaje, no han podido ir esta semana a Ibiza», cuenta Francesc Aliaga.

El Twiter de Vueling también saca humo de reclamaciones por las maletas en varios aeropuertos y la tardanza de la compañía en devolver lo perdido, pero al menos la compañía responde con un mensaje de disculpa. «Lo peor es que te dan un teléfono para reclamar el equipaje que no contesta nunca, ni en el gratuito ni el de pago, en el que encima te cobran», explica a este diario el francés Arthur Pattée, que lleva varias reclamaciones.

Desde el otro lado de los mostradores la realidad se ve distinta. «Vueling opera cada vez más rutas y vuelos pero no pide más personal, y los empleados del handling estamos ya hartos. No podemos hacer el trabajo de tres personas. Claro que se acumulan maletas, porque no damos abasto», confesaba una trabajadora a este diario nerviosa por llegar cinco minutos tarde.

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