El futuro inmediato de un popular inmueble de Sant Gervasi

Licencia para la Rotonda

ANTES Y DESPUÉS 3 Foto actual (izquierda) e imagen virtual de cómo quedará la Rotonda tras la reforma. El edificio nuevo se retira hacia atrás para dejar la fachada limpia. Desaparece el letrero, colocado mucho después de su construcción, y se elimin

ANTES Y DESPUÉS 3 Foto actual (izquierda) e imagen virtual de cómo quedará la Rotonda tras la reforma. El edificio nuevo se retira hacia atrás para dejar la fachada limpia. Desaparece el letrero, colocado mucho después de su construcción, y se elimin

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

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La Rotonda puede iniciar su versión 3.0. Tras su espléndida etapa como hotel de lujo y su periodo menos agradecido como hospital, el inmueble más emblemático de Sant Gervasi ya dispone de todos los permisos municipales para renacer como un enorme contenedor de oficinas que podría estar listo en algo más de tres años. El ayuntamiento, que concedió la licencia de obra el pasado viernes, insta al propietario, la promotora Nuñez y Navarro, a iniciar los trabajos de inmediato -antes de dos meses, cuando el plazo habitual es de dos años- con el objetivo de frenar el inquietante deterioro exterior e interior que sufre esta finca que empezó a construirse en 1906 como símbolo de la ciudad jardín que el doctor Salvador Andreu imaginó para la avenida del Tibidabo.

El proyecto correrá a cargo del despacho Alfredo Arribas Arquitectos Asociados, que ya en noviembre del 2006 presentó ante el consistorio un sesudo plan de mejora urbana de la Rotonda, un documento enciclopédico al que la comisión de control y calidad dio una muy buena nota con la única salvedad de solicitar al dueño que escondiera más la nueva edificación para «minimizar su presencia desde la calle».

El trabajo es todo un reto para cualquier artista de lo vertical, ya que la construcción del edificio se realizará de manera simultánea a la rehabilitación de la fachada original, incluida en el patrimonio arquitectónico de la ciudad. En este último menester, el equipo de conservadores deberá recuperar los cromatismos, estucos, persianas, carpintería y esgrafiados auténticos que ahora están muy dañados o son casi invisibles al ojo humano, así como regenerar el templete, cuyos mosaicos requieren de un trabajo tan artesano como urgente.

El derribo no será poca cosa. Arribas define la actual Rotonda como un «desmadre constructivo», como una finca a la que se han ido añadiendo elementos en función de la necesidad y sin tener «ninguna consideración» por el valor histórico del edificio. La primera ampliación fue obra de Enric Sagnier e hijo, que en los años 30 y 50 prolongaron el frontis del inmueble hasta la calle de Lleó XIII, cuando el lujoso Hotel Metropolitan requería más espacio para un gran salón con terraza. Ya en los 60 y 70, una Rotonda de uso sanitario exigió de nuevas estancias en la parte superior para colocar los sistema de ventilación y servicios del hospital, convirtiendo el techo de esta joya modernista en un desordenadotetrisque asomaba a la calle desde el cogote de la estructura centenaria. Todo eso será pasto de la piqueta -incluida la terraza cubierta en la que se celebraban banquetes junto a la parada del Tramvia Blau- y en su lugar surgirá una ampliación que, en palabras de Arribas, busca ser «un ejemplo de integración».

PLANTAS DIÁFANAS / La nueva Rotonda contará con cerca de 3.000 metros cuadrados de locales comerciales y de restauración en las plantas bajas, otros 7.500 destinados a despachos diáfanos en los pisos superiores -«es un diseño ideal para que se instale algún organismo público», desliza el arquitecto- y cinco niveles subterráneos de aparcamiento con capacidad para 182 vehículos.

La reforma, a la que se opone una plataforma vecinal que asegura que el proyecto supera la edificación máxima permitida, se ha preocupado, según Arribas, de mantener una relación «armónica» con las elegantes villas que trepan por la avenida del Tibidabo. De hecho, existe incluso una frontera de calificación urbanística, dado que la Rotonda se rige por los criterios propios del Eixample -altura por profundidad edificable- y las casas contiguas tienen la consideración de vivienda unifamiliar aislada.

ORIGEN VEGETAL / Como origen de ese gran corredor verde que arranca en la Rotonda y finaliza en Collserola, donde también brilla con luz propia la Casa Arnús, Arribas ha ideado un gran jardín interior de 300 metros cuadrados al que se accederá desde el vestíbulo y donde caerá la lluvia directamente a través de una enorme claraboya. Jordi Rogent, responsable de Patrimonio del ayuntamiento, considera que el diseño final consigue lo deseado por todos: «Que la Rotonda vuelva a ser el edificio emblemático y no el edificio muerto del barrio».