recuperación de un espacio inhóspito

L'Hospitalet se abre paso hasta el parque fluvial del Llobregat

La ruta de acceso al Llobregat desde Bellvitge, ayer.

La ruta de acceso al Llobregat desde Bellvitge, ayer.

CARLES COLS
L'HOSPITALET

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lateoría de Loreanes un axioma poco conocido del mundo de la política y la comunicación que sostiene que los proyectos, lamentablemente, tienden a juzgarse no por su calidad sino por el volumen de financiación que reciben. No es el caso del económico estreno que tendrá lugar en L'Hospitalet el próximo domingo, coincidiendo con la fiesta mayor de Bellvitge. La segunda ciudad de Catalunya abrirá al público un acceso provisional a la ribera del Llobregat. Es una obra aún en fase de ejecución financiada por el Área Metropolitana de Barcelona (AMB). Cuando acaben los trabajos se habrán destinado al proyecto 240.000 euros. A excursionistas y ciclistas se les abrirá poco menos que un mundo.

La riba del Llobregat es transitable a pie o en bicicleta desde Martorell hasta su desembocadura, en El Prat. Es un trayecto largo. Se necesitan buenas piernas. Eso es lo que los vecinos de L'Hospitalet se han perdido desde hace décadas por la telaraña de infraestructuras viarias y eléctricas que, como un muro, les impedían llegar hasta un río que, aunque en desuso ya, le da apellido a la ciudad. Durante los últimos cuatro años, los vecinos de Bellvitge han organizado, coincidiendo con sus fiestas, una marcha reivindicativa hasta el río. Este año será festiva, pues aunque la mayor parte del proyecto está por ejecutar (señalización, zona de aparcamiento, bancos, papeleras, vegetación...), la ruta ya será transitable.

Ayer, la alcaldesa de L'Hospitalet, Núria Marín, visitó el acceso al río, una inversión que definió como «minimalista» en comparación con los grandes proyectos pendientes en la misma zona (cobertura de la Gran Via y soterramiento de las vías de Renfe), pero que no por ello es menos agradecida. Nada más llegar a las terrosas aguas del río, a un lado del cauce una pareja pescaba bajo la sombra de un cañizal y, al otro lado, llegaba empapado en sudor Jacinto, un ciclista que a siempre que puede cubre la ruta que va de la plaza de Europa de L'Hospitalet hasta El Papiol y viceversa. «Mire, 39 kilómetros hasta aquí», jadea.

EN 20 MINUTOS, A LA PLAYA / Como el Besòs, el cauce del Llobregat hace años que está siendo objeto de una paciente conversión en un parque fluvial. El Besòs es más urbano. El Llobregat, sin llegar a ser bucólico, es algo más silvestre. No en vano, su desembocadura actual (el curso del río fue desviado hace años) es una reserva natural de notable interés. Eso es lo que las obras de la AMB ofrecen a partir de este domingo, como ayer resumía a la perfección el presidente de la asociación de vecinos de Bellvitge, Francisco Gago Lebrón. «En 20 minutos se podrá ir en bicicleta desde el centro de L'Hospitalet hasta la playa de El Prat».

Para los interesados, como epílogo, una pista para explorar la nueva ruta. El punto de partida está situado junto al Hospital de Bellvitge, al otro lado de la calle de la Feixa Llarga. Es un recorrido de apenas 800 metros aún por remozar. Y una vez junto al río, a elegir: al mar o, si el ánimo acompaña, hasta el Pont del Diable de Martorell.