LAS posibles causas del problema

Las oenegés apuntan al cierre de los 'meublés' como detonante

HELENA LÓPEZ
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las entidades que trabajan con las prostitutas que ejercen en Ciutat Vella apuntan al aumento de la presión policial en los puntos más turísticos -léase la Rambla- y al cierre por decreto demeublésen todo el distrito -recogido en el plan de usos- como grandes factores que favorecen situaciones desagradables como la de la calle de Petritxol -situaciones que estas mismas entidades aseguran que son las menos. «El 90% de las mujeres que ejercen la prostitución se negarían a hacerlo en la vía pública», asegura Clarisa Velocci, portavoz de la asociación Genera.

Mercè Meroño, portavoz de Àmbit Prevenció, apunta algo que parece lógico: que estas mujeres ejerzan en la calle ejemplifica la cada vez mayor precariedad a la que se ven empujadas. «Si hubiera espacios donde pudieran practicar la prostitución en mejores condiciones no lo harían en la calle, pero la persecución a la que están sometidas y la falta de voluntad política para afrontar el tema provoca estas situaciones», asegura Meroño. Velocci insiste en la falta de lugares. «No es que se persiga losmeublésilegales, es que con el plan de usos todos losmeublésson ilegales. Se ha prohibido esa actividad, con lo que se ha dejado en la calle a muchas mujeres», denuncia.

MIEDO A LOS RECORTES / Estas asociaciones, además, temen que los omnipresentes recortes sociales de la Administración catalana hagan reducir todavía más los recursos invertidos en trabajadores sociales para ayudar a que las mujeres que ejercen la prostitución en la calle lo hagan en mejores condiciones. A ojos de estas entidades, la presión policial ejercida contra el colectivo en los últimos tiempos -después del escándalo provocado por la publicación de las famosas fotografías de sexo mercenario en la Boqueria- no ha hecho más que empeorar la situación de estas mujeres. «Lo que es necesario es afrontar el tema con valentía y no perseguirlas como si fueran criminales. Así, lo único que consiguen es generar mayor clandestinidad, mayor marginalidad y mayor exclusión», apuntan.

Algunos vecinos de la calle de Petritxol coinciden con las oenegés en que la situación de las prostitutas es cada vez más precaria. «La prostitución en el barrio es tan antigua como el barrio, lo grave es la denigración a la que están sometidas ahora estas chicas, que ni siquiera optan a ejercer en un lugar más o menos digno», apunta una vecina, quien añade que no es un problema «solo» de Petritxol. «La calle de Roca -vía paralela a esta- está igual o peor, ya que es más estrecha y larga», precisa.