Impulso al transporte público

Las líneas de la discordia

Los usuarios habituales de la red de autobús se muestran divididos frente al nuevo entramado ortogonal El innovador sistema no termina de convencer y agradar a todo el mundo

H-12  Daniel, usuario habitual de la red ortogonal, mientras realiza su trayecto al trabajo, ayer.

H-12 Daniel, usuario habitual de la red ortogonal, mientras realiza su trayecto al trabajo, ayer.

SERGIO DELGADO
BARCELONA

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«Es inevitable. Cualquier novedad que trastoque las rutinas de la gente provoca división de opiniones. Siempre habrá alguien que no esté satisfecho con este sistema». Así opina Carmen, habitual de la línea V-3, cuando se le pregunta por la nueva red ortogonal de autobuses. Un entramado que, de momento, cuenta con 10 líneas (a falta de el estreno de otras 3 este mismo lunes), y que no ha logrado ser del agrado de todos los ciudadanos. Por un lado, muchos ven de forma positiva el cambio, incluso algunos se han beneficiado de él. Sin embargo, a otros, la nueva red cuadriculada de transporte les trae de cabeza.

«Ha habido mucha gente a la que el cambio le ha afectado negativamente. Se escuchan muchas quejas, pero es normal. Llevábamos años acostumbrados a unas líneas, y de repente nos lo cambian todo», explica Rosa, una mujer que antes cogía diariamente la línea 72 para ir al trabajo, pero que ahora no tiene otro remedio que hacer su trayecto habitual en la V-3. Para ella el cambio ha sido «a mejor», de hecho cuenta que ahora el autobús le deja «en el mismo edificio de trabajo». A Daniel le ocurre algo similar. El joven lleva más de un año cogiendo el H-12 y explica que el recorrido horizontal que hace la línea le «beneficia» porque le traslada «de la puerta de casa» (calle Balmes) «a la puerta del trabajo» (Ciutat de la Justícia).

Manuel Delgado no es un habitual del transporte público pero ayer tuvo que recurrir a la V-7, una de las líneas más concurridas  que cruza Barcelona de norte a sur (desde plaza de Espanya hasta Sarrià). Durante el trayecto, Manuel comenta que su mujer «sí es usuaria frecuente de la línea H-12», y que precisamente este cambio le ha supuesto «llegar antes al trabajo y ahorrar algo de tiempo». Explica convencido, además, que su mujer está «muy contenta con el cambio».

Pero no todo son buenas palabras y alabanzas para el sistema ortogonal que comenzó a implantar el ayuntamiento en octubre del 2012. Conchita, que lleva más de 40 años utilizando el autobús para ir al trabajo, opina que «durante los últimos tres años el sistema se ha degradado». Una decadencia que nota porque «se están suprimiendo líneas, alargando recorridos y empeorando las condiciones del transporte». Situación que provoca, según cuenta, que mucha gente que va en su misma línea (H-16) «se queje por tener que hacer transbordo y perder tiempo».

Mariano, uno de los conductores habituales de estas revolucionarias líneas, comenta que «al principio la gente se quejaba demasiado, pero que ahora ya se van adaptando y van aceptando el cambio paulatinamente».