Las Golondrinas: un mirador privilegiado de Barcelona
Las Golondrinas se instalaron en el puerto de Barcelona en 1888 y, desde entonces, autóctonos y turistas disfrutan de vistas de la ciudad y del puerto mientras navegan por el Mediterráneo
Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El PeriódicoEn el año 1888 Las Golondrinas se instalaron en el puerto de Barcelona a propuesta de Felicià Gómez, un indiano cubano. Rápidamente se convirtió en una atracción turística ya que, a través de estos cortos viajes por la zona portuaria, los ciudadanos locales podían ver más de cerca todo lo que pasaba en este punto neurálgico de la ciudad.
"Paseábamos gente que venía a ver los barcos que llegaban de América y de África, los cuales llevaban productos desconocidos para la gente de Barcelona", explica Agustí Roma, responsable actual de marketing de la empresa.
El nacimiento de Las Golondrinas coincidió con la celebración de la Exposición Universal de 1888, una época clave en el crecimiento y la expansión de Barcelona, ya que también hacía poco que se había derribado la muralla y se estaba empezando a urbanizar la zona de lo que sería el Paralelo y el paseo Marítimo.
En este sentido, y debido a su posición estratégica, Las Golondrinas han sido testigo de grandes cambios urbanísticos, como ocurrió con la celebración de los Juegos Olímpicos de 1992 o las construcciones de edificios emblemáticos como la Torre Agbar o el Hotel W Barcelona.
La flota de Las Golondrinas siempre se ha caracterizado por una estética común: barcos de madera de 2 pisos y descubiertos, diseñados para navegar por aguas abrigadas. Las primeras embarcaciones funcionaban con vapor y poco a poco se fueron modernizando.
Actualmente hay 6 embarcaciones, 3 de las cuales son de los años cincuenta, bautizadas con los nombres de las 3 hijas de uno de los socios de Las Golondrinas de aquella época: Encarnación, María del Carmen y Lolita.
Una salida nostálgica
Los motivos para emprender una salida con Las Golondrinas son muy diversos: ver la ciudad desde un punto de vista diferente, pasar un buen rato al aire libre e, incluso, recordar la infancia.
Es el caso de Mercè Domènech, que ha decidido volver a subir después de muchos años, pero ahora acompañada de sus nietas: "Me produce mucha nostalgia ya que había subido cuando era pequeña", cuenta emocionada.
Actualmente, se pueden hacer varios recorridos de hasta una hora y media a través de los cuales se recorre el puerto, el litoral y las playas de Barcelona.
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