COLECTIVO DEL PASEO MÁS VISITADO DE LA CIUDAD

Las estatuas de la Rambla se organizan para sobrevivir

estatuas humanas

estatuas humanas / periodico

HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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Hace una década, incluso un lustro, al preguntar a un turista al azar qué venía a buscar a la Rambla, la respuesta era prácticamente siempre la misma. Solo cambiaba el orden. Flores, pájaros y estatuas humanas. De las tres singularidades, resiste la primera, pese a que en sus puestos cada vez se ven más imanes de nevera y menos gladiolos. La segunda fue erradicada de forma definitiva en el 2013 después de una larguísima agonía. Y después están las estatuas, cada vez menos y más difíciles de encontrar, pero aún vivas sin ningunas ganas de resignarse a desaparecer del imaginario de la ciudad. Ni del de los barceloneses ni del de los turistas que desembarcan en la ciudad; al fin y al cabo, su público.

Cuando en el 2012 la entonces concejala Mercè Homs presentó lo que bautizó de forma informal como 'Rambla de las Estatuas', el traslado de los artistas callejeros a Santa Mònica, estos, viéndose 'barridos' del corazón del codiciado paseo, advirtieron que era "el principio del final". Cuatro años después, el colectivo confirma que los temores expuestos tras el anuncio del traslado son una consolidada realidad, pero no tiran la toalla. Se han organizado y presentado al Ayuntamiento de Barcelona un proyecto de autogestión para hacer revivir la ahora lánguida actividad. De las 30 licencias en vigor, 15 por turno, son muy pocas las que acuden a trabajar al paseo.

La Asociación República de las Estatuas Humanas de la Rambla, como se han bautizado, la forman cinco de los 30 artistas con licencia. Cinco de los que hacen uso de ella. Su portavoz es Walter San Joaquín, el Don Quijote del paseo, quien explica el proyecto con tanta pasión como documentación. Cuando no carga con su pesado traje del ingenioso hidalgo, lo hace con los miles de folios con el histórico de todas las normas, ordenaciones y regulaciones del paseo y con sus propuestas para poner en valor el arte de calle en el concurrido lugar. "No descubrimos nada nuevo. Nuestra propuesta está inspirada en cómo se regula esta actividad en otros lugares del mundo, como el Covent Garden de Londres", explica San Joaquín. 

PARTICIPACIÓN CIUDADANA

San Joaquín destaca que en el proyecto de la asociación el vecindario, el barrio -sí pese a todo, la Rambla está en un barrio, en dos, de hecho-, tiene un papel relevante. "Proponemos que formen parte del jurado que elige quién puede trabajar como estatua en la Rambla tanto los vecinos de la zona como los barceloneses en general. También los alumnos de las escuelas. Queremos que los niños quieran volver a venir a la Rambla a ver a las estatuas", cuenta el artista, en cuyo elaborado plan se incluye un apartado de actividades con y en los colegios.

El proyecto presentado por los artistas, que plantea volver al tramo central del paseo, habla también de intercambio de culturas. Plantean un "espacio para el visitante", en el que podrían trabajar artistas de calle de otras ciudades, al lado de las 'fijas'.   

El ayuntamiento argumentó en su día el traslado al tramo final de la Rambla, el más ancho, explicando que la aglomeración de personas alrededor de las estatuas "dificulta la movilidad del resto de los peatones, interfiere de forma negativa a las otras actividades cercanas y propicia pequeñas actividades delictivas”. La ubicación en Santa Mònica pretendía también, a la vez que descongestionaba el tramo más estrecho y saturado del paseo, dinamizar el más muerto, algo que a ojos de las estatuas no ha sucedido. "Por Santa Mònica no es solo que haya menos vida, es que es tan ancho y las estatuas estamos tan en los extremos, que los que pasan por el centro casi ni nos ven", explican. Denuncian también que en la ubicación actual están más expuestos al frío y al calor, y que los puntos oficiales están demasiado juntos los unos de los otros.  

LA UBICACIÓN NO ESTÁ EN DEBATE

La concejala de Ciutat Vella, Gala Pin, asume los argumentos técnicos del anterior equipo de gobierno para elegir su ubicación y asegura que no plantea moverlos. Que su sitio es la amplia Santa Mònica no entra en el debate abierto sobre el futuro del colectivo, algo que este no entiende. "Una de nuestras principales reivindicaciones no entra ni en el debate, cuando la propia síndica de Greuges nos dio la razón diciendo que concentrarnos en un punto desvirtuaba la filosofía con que se inició la actividad, que era que los visitantes nos fuesen encontrando a lo largo del paseo", recuerda San Joaquín. 

Entre las peticiones del colectivo que sí asume el equipo de Colau, que está revisando la normativa heredada, destaca la necesidad de que la elección de las estatuas se haga en vivo, no a partir de un frío currículo, como sucedía en los anteriores concursos.