Iniciativas estivales en la capital catalana

Las citas culturales al aire libre amenizan las noches de Barcelona

CRISTINA SAVALL
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La lista de lugares emblemáticos de Barcelona que convocan actividades culturales, gastronómicas, conciertos y conferencias en horarios nocturnos y al aire libre se incrementa este verano con la incorporación del Recinte Modernista de Sant Pau, el Palau de la Música, la Torre de Bellesguard, el Auditori y el Teatre Nacional de Catalunya.

Estos espacios se unen a las tradicionales noches estivales de la Pedrera, la Casa Batlló, CaixaFòrum, el Museu de Història de Catalunya, el Palau Requesens, el Observatori Fabra, el foso del Castell de Montjuïc,  la Casa de Convalescència (sede del Institut d'Estudis Catalans) y los jardines del Palau Reial de Pedralbes.

Las visitas en horarios inusuales con el añadido de música en directo, de itinerarios, de espectáculos y de degutaciones gastronómicas en edificios modernistas o medievales atraen al público local y también a los turistas que encuentran en Barcelona calidad, pero precios más asequibles que los que ofrecen, por ejemplo, las noches estivales de París con Saut du Loup en el Musée des Arts Décoratifs, Les Ombres en el de Quai Branly y el Café Le Jardin du Petit Palais en el de Beaux-Arts.

Detrás de estas propuestas se encuentran empresas especializadas en la organización de eventos, como Singularis y Sternalia. Joana Merchán, como directora de Singularis, coordina la gastronomía, y en ocasiones también las actividades especiales del Palau de la Música, del Auditori, del Teatre Nacional de Catalunya (TNC) y del Gran Teatre del Liceu. «Este último es el único que no organiza nada especial durante las noches de verano porque carece de un espacio al aire libre», señala.

AZOTEAS / Desde este mes organizan conciertos en la entrada del Palau de la Música a partir de las siete de la tarde ante el bar de la terraza, cenas en la azotea del Mirador (un espacio con vistas a Ciutat Vella por descubrir para los barceloneses) y a partir del 9 de julio, recitales de tubas y bombardinos en el bar Llanterna del Auditori. Pero la gran apuesta de su grupo es el traslado del restaurante del TNC al exterior en la zona de columnas que es como un porche con vistas al auditorio y la nueva Barcelona que nace en el entorno de las Glòries. «Durará hasta que comience el Grec porque el TNC cierra, pero es un espacio especial», comenta Merchán. Las cartas, en estos espacios y en esta época, tienen menos platos y más frescos, como tataki con soja y cítricos, gazpacho con brocheta de langostinos y carpaccio de atún. «Los extranjeros suelen cenar un solo plato, pero los barcelones comen más», afirma la directiva.

El Auditori no para de emprender acciones para atraer al público más joven. «Y nosotros nos unimos a ello con propuestas en las que los estudiantes y los profesores interpretan conciertos en el área del bar», explica Merchán.

Eulàlia Armengol, directora de Sternalia, considera que la cultura es un hecho diferencial de cada país. «Barcelona está llena de edificios importantes. Nuestro objetivo es dar a conocer espacios singulares creados por la sociedad civil, como el Palau Requesens y el Observatori Fabra, donde organizamos cenas y actividades que explican la historia y el significado de los inmuebles», dice.

Ambas empresas tienen personal fijo y rotativo, según las puntas de los actos que convocan. «También trabajamos con estudiantes de escuelas de hostelería, que apoyan al equipo en los días más activos. Es gente joven y con ganas», describe la directora de Singularis.

Los grupos de música viven su agosto con tanta actividad nocturna en terrados y en azoteas. Los más  dinámicos en cuanto a la contratación de conciertos son los espacios modernistas. Tres, de Antoni Gaudí: La Pedrera, la Casa Batlló y la Torre de Bellesguard. Y dos, de Lluís Domènech i Montaner: el Palau de la Música y el Recinte Modernista de Sant Pau. Todos amplían en verano sus horarios para ampliar el radar de captación de público. La gran competencia, sin embargo, se mantiene en el paseo de Gràcia, sede de la Casa Batlló y de la Pedrera, que se disputan el turismo de los hoteles de lujo.