Evento multitudinario en el litoral

Las acrobacias de la Festa al Cel embelesan a 420.000 barceloneses

XABIER BARRENA
BARCELONA

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Ver a la Patrouille de France trazar un corazón tricolor en el aire barcelonés invita a pensar si acaso hubo alguna vez algún mariscal del aire guardiolista que pensara que no bastaba con derrotar o bombardear al enemigo sino que, además, había que hacerlo dando espectáculo. Lo cierto es que si esos enormes pájaros de hierro se hubieran construido en exclusiva para el uso y disfrute del gentío que, como ayer, llenó las playas de Barcelona (420.000 personas) quizá desaparecería ese cosquilleo que recorre el espinazo cuando el piloto del F-16 holandés -y por tanto pintado deorange- le da al acelerador. Consideraciones al margen, la 20ª edición de la Festa al Cel celebrada ayer en el litoral barcelonés fue un rotundo éxito de público. Sin entrar ya en las cifras, la imagen de las playas llenas a rebosar de gente mirando al cielo pueden dar que pensar a aquellos que, en estos tiempos de crisis, ven en la fiesta un gasto que se puede ahorrar.

En el espectáculo de ayer, de cuatro horas de duración, hubo dos tipos de naves. Los escuadrones militares en misión de entreno y los aviones específicamente pensados para el deleite del respetable. Entre los primeros cabe destacar a la patrulla francesa, no solo por sus coreografías, sino también por su colorido. Su apego a la bandera es tan grande que diríase que, por defecto, el humo de los reactores es azul, blanco y rojo y solo ocasionalmente es el blanco típico.

BANDERA SUIZA / Como la bandera de Suiza es más difícil de trazar -uno no quiere ni preguntar si la RAF británica ha ensayado alguna vez dibujar una Union Jack y si lo ha hecho, si ha habido heridos-, la patrulla suiza lleva el emblema en la barriga del avión. Dada la proverbial neutralidad del país del reloj de cuco, cabe pensar que estas excursiones deben de ser muy agradecidas por la animada tropa. Por cierto. Una nueva diferencia entre Francia y Suiza. Elspeakerhelvético que narraba las cabriolas de sus compatriotas se dirigió al público al grito de «señoras, señoritas y señores». Suiza, refugio de lasmademoiselles, después de la presión de las feministas esta semana en elhexágonofrancés.

En cuanto al orgullo patrio, los españoles no se quedaron atrás. Los de la Patrulla Acrobática Paracaidística del Ejército del Aire (Papea) bajaron con un banderón de 54 metros cuadrados. Uno de ellos, además, natural de Tarragona, lo hizo con unasenyerade grandes dimensiones.

El ojo inexperto, el que no sabe distinguir una formación en cuña de una en águila, se lo pasó en grande también con los narradores del evento. Había uno fijo y otro. invitado, perteneciente a la patrulla o equipo que estaba actuando. El fijo, como mandan los cánones, intercalaba cuñas publicitarias de los patrocinadores. Y lo hizo con tanto ahínco que con sus comentarios sobre lo «desestresante» que resulta pilotar un Airbus y sus alabanzas al «estrecho fuselaje» de los modelos del consorcio europeo venían unas ganas locas de acercarse al primer concesionario y comprarse unofull equipal módico precio de 60 millones.

«GUAPA» Y «COCINERO» / También losspeakersinvitados triunfaron. En concreto Roman Karpuyn, expiloto ruso, que presentó a sus compatriotas Victor Chmal y Svetlana Kapanina -unos virtuosos varias veces campeones del mundo en acrobacia a bordo, ambos, de un Sukhoi 29. Así, el público fue informado que Kapanina es «super simpática, guapísima» y que siempre está pensando en volver a casa «a cuidar de sus hijos».

Chmal, por su parte, es «una gran persona», le gusta «cocinar» y tiene «dos hijos», a los que se supone también desea ver frecuentemente, aunque eso se le olvidó a Karpuyn. Y lo más importante. Chmal es el inventor de una acrobacia llamada «barrena en subida arriba», consistente en elevarse en un plano perpendicular al suelo. Como dijo el narrador, que nadie lo intente hacer en casa.