PROYECTO DE INTEGRACIÓN LABORAL

Jóvenes con síndrome de Down colaboran en la seguridad viaria

La cooperante viaria Júlia Busquets, ayer por la mañana, a las puertas de la Escola Orlandai.

La cooperante viaria Júlia Busquets, ayer por la mañana, a las puertas de la Escola Orlandai.

ROSA MARI SANZ
BARCELONA

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Observan y toman nota de las actitudes y los comportamientos de alumnos y padres a las horas de entrada y salida de las escuelas. Comprueban si los automovilistas aparcan poniendo en riesgo al menor al abrir la puerta del coche, si los conductores y ocupantes llevan puesto el cinturón de seguridad o el casco, si el turismo o la moto molesta a los viandantes... Velan, en definitiva, por una movilidad segura. Son los denominados cooperantes viarios. De momento son seis, media docena de jóvenes de entre 18 y 25 años con síndrome de Down u otro tipo de discapacidad intelectual que desde el 17 de octubre participan en una experiencia piloto a las puertas de tres centros educativos de Sarrià-Sant Gervasi, una iniciativa que a la par de buscar mejorar las incidencias detectadas integra a estos chicos en el mundo laboral, ya que les brinda un contrato.

El proyecto, impulsado por el Ayuntamiento de Barcelona, la Fundació Catalana Síndrome de Down y la Fundació Abertis (empresa gestora de infraestructuras), consiste en una prueba de tres meses en los centros Orlandai, Dolors Monserdà-Santapau y Sagrat Cor-Sarrià en función de cuyos resultados se evaluará la posibilidad de ampliarlo a otros colegios. No obstante, el presidente de la Fundació Abertis, Miquel Roca, abrió ayer la puerta de par en par a todas las escuelas de la ciudad: «Estaremos encantados de atender a todas las que quieren seguir este programa», aseguró después de loar la misión de los cooperantes viarios. «Con esta labor se está dando autoridad moral a jóvenes con cierta discapacidad que demuestran su capacidad para generar recomendaciones que otros chicos deberán asumir y tener en cuenta», afirmó.

IMPLICACIÓN DE LA GUARDIA URBANA / Y es que tras la observación de los hábitos, los seis chicos (tres en horario de mañana y tres de tarde) tienen que rellenar unas fichas que posteriormente son objeto de análisis por parte de la escuela y del propio alumnado. Unos datos que posteriormente se comparten con la Guardia Urbana, que será la encargada de estudiar si es necesario hacer alguna modificación en alguno de los elementos de seguridad viaria de la zona.

Este grupo de cooperantes viarios ha sido formado previamente por agentes de la policía municipal, teniendo en cuenta la educación viaria que estos imparten en las escuelas, así como por la Fundació Catalana Síndrome de Down, que se ha encargado de aleccionarlos sobre cómo actuar ante posibles situaciones de riesgo. Esta fundación también aporta el apoyo de un tutor para cada joven, que supervisa a distancia el trabajo que realiza.