BARCELONEANDO

El gran decorador de la Barcelona del XIX

El en la actualidad olvidado pero antaño reconocido Josep Mirabent fue el pintor que ornamentó el Liceu, la UB y el Ateneu

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NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

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¿Pintores del siglo XIX y principios de XX? Fortuny, Nonell Rusiñol, Casas, Mir... Los de siempre. Pero hay más. Muchos más. Algunos cuya obra resulta familiar pero su nombre es de lo más desconocido. ¿Quién fue Josep Mirabent i Gatell? ¿Ni idea? Pues resulta que fue "el pintor decorador más importante de su tiempo. El que lo hizo todo". Ahí es nada. Y como la afirmación procede de la doctora en Historia del Arte Isabel Coll, habrá que creerlo. Así que lo suyo es bucear en su producción. Que la hay. Y mucha. Veamos, ¿quién no ha quedado maravillado ante la suntuosa ornamentación de carácter arabesco del paraninfo de la Universitat de Barcelona? Pocos. Seguro. Gustará más o menos, pero no hay duda de su espectacularidad. Lo cierto es que impone. Ni un centímetro cuadrado de pared, puerta o columna sin pintar. ¿Quién lo hizo? Pues Mirabent (Barcelona, 1831-1899).

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Desde el punto de vista histórico y moderno es un gran desconocido pero en su época fue un artista eminente. Y muy productivo. Realizó cuadros, sí, pero sobre todo lo suyo fue decorar Barcelona. Otro de los espacios de la ciudad que despiertan admiración y al que Mirabent llevó sus  pinceles es el Saló dels Miralls del Liceu (antes dels Passos perduts). Lo decoró en 1877. Tras el incendio de 1861 y antes del de 1994. Del último, milagrosamente se salvó. Y es la parte que mejor conserva la atmósfera del viejo coliseo. Columnas con relieve, fustes estriados, frisos, sobrepuertas y cornisas pintados al estilo del Palazzo Vecchio de Florencia. Además de un techo con una imagen de Apolo rodeado de musas en el monte Parnaso inspirada en la 'Apoteosis de Homero' de Ingres. Pero previo paso por la sala de descanso, Mirabent se encargó de diseñar el patio de butacas: cortinajes, alfombras... Y la boca del escenario. Allí pintó dos escenas: 'El discurso de Homero' y 'El carro de Tespis'. También se salvaron de la quema pues en 1908 fueron sustituidas por obras de Ramiro Lorenzale, que sí fueron pasto de las llamas.

LAS VIDRIERAS QUE LE DIERON FAMA

Además dejó su impronta en el Ateneu Barcelonès: en el techo del Saló de Revistas, rebautizado como Saló Josep Mirabent después de que Coll pudiera atribuirle las pinturas. Aquí su mirada se dirigió a Italia para tomar soluciones utilizadas por Luca Giordano y Corrado Giaquinto para pintar a Eos (o sea, la Aurora) entre Helios y Erato.

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Las iglesias también gozaron de su arte, pero muchas de las obras  que hizo han desaparecido, como las que pintó para Sant Francesc de Paula que por no quedar, no queda ni la propia iglesia. Otras se conservan. Allí están las pinturas de la cúpula de la Capilla del  Santísimo de la Iglesia de Sant Just i Pastor. Piezas que comparten espacio con otras de más contemporáneas y que llevan la firma de Perico Pastor. Aunque lo primero que decoró y le dio fortuna crítica fueron las vidrieras de la Capilla de Santa Àgata, con  imágenes de Pere el Catòlic, Maria de Montpeller y el príncipe de Viana. Aún en su sitio. Algo que no se puede decir de las pinturas que decoraban el lujoso Cafè Cuyàs y de las de muchos otros establecimientos comerciales de la ciudad.

EL 'ÁNGEL DE LAS FLORES'

Pero no todo fue pintura decorativa, también le dio al lienzo. Hizo retratos pero su maestría la volcó en  los bodegones de flores y frutas. En Francia le bautizaron como el 'Ángel de las flores' por su virtuosismo a la hora de pintarlas. Si la curiosidad pica, dos telas de las muchas que hizo son accesibles. Lucen en la Reial Acadèmia de Belles Arts de Sant Jordi, y pueden disfrutarse las mañanas de lo días laborables. El MNAC y el Museo del Prado también custodian naturalezas muertas de Mirabent, pero duermen en las reservas. 

Tanta e importante producción da argumentos a Coll para afirmar que "además de las figuras de siempre, hay otra gran cantidad de artistas importantísimos que es necesario reivindicar y estudiar". Y eso el lo que ha hecho la historiadora con este pintor decorador en el libro 'Josep Mirabent i Gatell, entre el romanticisme i el premodernisme'. Una publicación altruista cuyos beneficios van a la Fundación Ave Maria, entidad que custodia el legado del creador  y que invierte sus recursos en el cuidar de personas con graves discapacidades.