EL AUGE DE LAS MASCOTAS

Desmelene en la zona de recreo canino de Nou Barris

Vecinos con sus perros en la zona de recreo canina de Nou Barris.

Vecinos con sus perros en la zona de recreo canina de Nou Barris. / periodico

VÍCTOR VARGAS LLAMAS / BARCELONA

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La jauría se desmelena en el centro del scalextric de asfalto que centrifuga a su alrededor entre la Meridiana y la Via Favència. Pero que no cunda el pánico, que la manada regresará a salvo a sus hogares. El daño, si acaso, se reducirá a manchas de barro tras darlo todo en la flamante zona de recreo canino de Nou Barris. El alto perímetro vallado del área permite a los perros convertirse en la especie dominante de la semirotonda ante la mirada complaciente de sus amos.

“Ya tocaba un espacio así. Aquí puedes soltar al animal, que disfrute sin riesgo de que se escape o de que te multen por ir sin correa, como nos pasaba en las zonas verdes del barrio", explica Kasandra Cáceres tras lanzar un palo a Lucky, su vivaracho mestizo. Sí echa en falta “algo más de seguridad en las puertas de acceso”, para evitar que un perro se escape aprovechando la salida de un usuario. “La solución es que hagan una puerta doble”, tercia Miriam Abelleira, buena conocedora del mundillo como adiestradora canina.

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Abelleira aprovecha para pedir que las próximas zonas de recreo canino que se hagan en la ciudad tengan más espacio. “Ya pedimos ampliar la extensión al responsable municipal que vino a hablar con los vecinos en primavera”, añade. “Solo tienen que darse cuenta de los perros con microchip de la ciudad para comprobar que se requieren más espacios como este, pero más amplios”, argumenta. Y expone que parte del “amplio terreno ajardinado” para llegar a la instalación podria haberse empleado para tal fin.

La de Nou Barris tiene 700 metros cuadrados, la extensión mínima que el ayuntamiento prevé para los equipamientos caninos que implantará en la ciudad, al menos uno por distrito. La idea es evitar "conductas espontáneas que pongan en peligro la seguridad pública” y mejorar la convivencia. El consistorio recuerda que del 2013 al 2015 los servicios municipales atendieron a más de 2.000 perros perdidos, “un riesgo y una experiencia traumática para perro y propietario”, así como un gasto evitable de recursos públicos. 

FELICIDAD CANINA

La alta densidad canina en la instalación demuestra la buena acogida que esta ha tenido en el barrio de Prosperitat desde su inauguración, en diciembre, sin quejas de momento de los vecinos de la zona. Incluso vienen usuarios que “hasta ahora iban a pipicanes o zonas verdes de la Guineueta o Can Dragó, al ver que aquí es posible relajarse y bajar la guardia”, explica Josep junto a su labrador.  

No lo hace del todo Carles Castells, que lanza un grito a Kami al acercarse a beber a la fuente. “El sumidero se emboza y se acumula agua en malas condiciones. Algunos perros se pusieron mal, justifica. Tampoco tiene claro que los palos dispuestos en el centro del espacio para que las mascotas los esquiven sea el juego más acertado. “Es propio de los animales de 'agility', y aquí la gran mayoría no lo son”, aduce. 

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La mayoría de los usuarios hacen un balance positivo de la instalación, que costó 600.000 euros. “Los perros son felices y los dueños se quedan tranquilos. Hay un grupo chulo e incluso hemos creado una página en Facebook para compartir información”, explica David Ríos.

Carles espera que la experiencia sirva para cambiar la mentalidad de una ciudad que “debe abrirse más al mundo canino”. Una tarea para la que es imprescindible que los amos de mascotas se esfuercen en mostrar la mejor tarjeta de presentación. “Incluso aquí, con todas las facilidades del mundo ves que hay cacas de animales por la irresponsabilidad de unos pocos”, denuncia Kasandra.