Como el primer día de las rebajas

Miles de personas han probado y visto con billetes gratuitos el nuevo tramo de metro de la L-9

RAFAEL MORALES / BARCELONA

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Una avalancha de aldededor de 200 personas, parecida a las que tienen lugar con el inicio de las rebajas en los grandes almacenes, pero con menos intensidad, se ha producido minutos después de las tres de la tarde del viernes en el acceso a la estación de Zona Universitària de la linea L-9 Sud. Entre elogios generalizados, puntualidad inglesa y alguna crítica menor, la inauguración real del nuevo tramo de metro ha llenado el convoy de curiosos y algunos viajeros que han aprovechado el nuevo medio de transporte para llegar hasta al aeropuerto de El Prat. Unos 23 millones de usuarios al año se prevé que utilizarán la infraestructura.

Media hora antes de la hora prevista para el primer viaje regular, tras la inauguración oficial de la mañana, los más ansiosos por conocer el nuevo tramo ya merodeaban ante las puertas de validación de los billetes en la entrada de la estación. También iban llegando apasionados del tren por el enlace subterráneo de la línea verde (L-3). Los contuvieron una cinta y los guardias de seguridad hasta que llegó el personal del suburbano que repartió parte de los 50.000 billetes gratuitos emitidos para la inauguración.

JUBILADOS Y JÓVENES

Entre los centenares de personas que finalmente han llenado el primer convoy han predominado los jubilados y los jóvenes. Pero los conyores siguientes también se han llenado de usuarios que iban al aeropuerto o lo abandonaban. "He venido a curiosear y a preguntar si tengo que pagar el tíquet de 4,5 euros si bajo en Collblanc", ha explicado Josep, un pensionista que vive en la calle de González Tablas y no sabía que el sobreprecio solo se aplica en las dos estaciones del aeropuerto. "Yo sé conducir trenes en el simulador, pero este funciona sin conductor", ha explicado un niño de 12 años que iba acompañado de sus padres. "Soy amigo del tren", ha contestado un hombre que responde al apodo de 'Mikado' e iba vestido con pantalón corto deportivo y tocado con una gorra roja de ferroviario.

Los primeros elogios de los usuarios se han producido al recorrer las instalaciones hasta llegar al andén. “¿No hay escaleras?”, ha preguntado una mujer a un empleado al llegar a un gran vestíbulo con nueve ascensores en semicírculo. “Solo de emergencia. Ya verá que este recorrido es mejor hacerlo en ascensor", le ha constestado el empleado en alusión al descenso a las profundidades por donde transcurre el suburbano, que en algunos puntos alcanza 80 metros.

PUNTUALIDAD

Algunos segundos menos de los 32 minutos establecidos ha tardado el convoy en recorrer las 15 estaciones y los casi 20 kilómetros que hay hasta la terminal T-1 del aeropuerto. “Está muy bien”, ha comentado ya dentro de la terminal Daniel Nicolás, que vive en L’Hospitalet de Llobregat. “Fabuloso”, le ha interrumpido la mujer a la que conducía en una silla de ruedas. "Lo único que creo que puede traer problemas son las puertas, que funcionan con un temporizador de 25 segundos y se cierran de forma automática”, explica Nicolás tras informar de los problemas que ha tenido una señora que iba con un andador.

En el aeropuerto, la novedad ha originado algunas colas en el punto de información y en las máquinas expendedoras de billetes. Montserrat acaba de aterrizar en la T-1 y ha decidido coger el metro para enlazar con el tren que la debe llevar a Girona. "Esperaba que me dejaría más en el centro de Barcelona, pero después de ver el plano he decidido bajar en la parada de Torrassa para coger la L-1 hasta el Clot y allí el tren", ha detallado. Antonio Manuel Morales trabaja en el aeropuerto y ha comprobado que podía comprar la tarjeta multiviaje T-10, la más utilizada por los usuarios pero que no permite llegar o salir del aeropuerto. “Podemos comprar una T-10 para empleados al mismo precio, pero con el número de DNI”, ha explicado.