PÉRDIDA DE ESPACIOS PARA ASOCIACIONES CIUDADANAS
La Iglesia deja sin local social a varias entidades de Sant Antoni
El grupo de teatro El Triangle llevaba 20 años ensayando en un local de la iglesia de la Preciossíssima Sang, en la calle de Viladomat, en el barrio de Sant Antoni. Allí no solo repasaban textos y gestualización, sino que también guardaban los decorados y los vestuarios. Era su espacio, hasta que el cura de toda la vida se jubiló y el arzobispado entregó la gestión de la iglesia a la orden del Seminario del Pueblo de Dios, que creyó conveniente alquilar aquel espacio para obtener recursos para la parroquia y les invitó a marcharse, ya que estos pagaban solamente un precio testimonial (en la actualidad ocupa el espacio una escuela de artes marciales). El caso de El Triangle no es aislado. No es la única entidad civil que usaba las dependencias de la iglesia para sus actividades, y la de la calle de Viladomat no es la única iglesia que ha cambiado de manos en el barrio.
La iglesia de Sant Domènec está en una situación idéntica. El anterior sacerdote llegó a la edad de su jubilación y se fue, y ahora el centro también depende del Seminario del Pueblo de Dios, que ha seguido la misma política que en el otro templo, con lo que son varias las entidades del barrio de Sant Antoni que han tenido que buscarse la vida.
También usaban estos espacios la Xarxa Comunitària de Sant Antoni, por ejemplo, que igualmente ha tenido que espabilarse, y un grupo de Alcohólicos Anónimos y otro de Narcóticos Anónimos, aunque en estos dos últimos casos sí han podido permanecer en las dependencias de la parroquia.
FALTA DE ALTERNATIVAS / «El problema se agrava porque el barrio no está precisamente sobrado de locales, y los que existen no son tampoco de grandes dimensiones», apunta Toni Sánchez, portavoz de la Associació de Veïns de Sant Antoni.
A falta de poder encontrar una solución que sea definitiva, las distintas entidades que se quedaron sin un local donde realizar sus actividades se han ido buscando la vida como han podido, con más o menos suerte según los casos.
El grupo de teatro empezó precisamente la pasada semana una nueva etapa en un local cedido en este caso por la Obra Social de Catalunya Caixa y situado en la avenida de la Gran Via. Este espacio tiempo atrás había acogido el desmantelado Club Sant Jordi de la entidad financiera. «Hemos firmado ahora un contrato de cesión por un periodo de tres meses», explica Sílvia Oliver, presidenta de la compañía, que pertenece también a la Associació de Veïns de Sant Antoni.
El nuevo sacerdote de la parroquia, Vicenç Farré, apunta que todo se debe a las necesidades del Seminario del Pueblo de Dios. Se trata de una orden que mueve a un gran número de personas, con lo que les hacían falta los espacios que hasta ahora usaban las citadas entidades.
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