BARCELONEANDO

'Hitazos' de hierro y cromo

«Recuperamos un patrimonio cultural de primer orden», dice el director de 'Cachitos¿

RAMÓN VENDRELL

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La frase del día fue: «¡Coño, que Virginia está apagada!» La soltó el productor Senén Armengol y no en sentido figurado. Los leds blancos, verdes y fucsias y el cable electroluminiscente verde del conjunto de Virginia Díaz estaban apagados. Parecía la presentadora de 'Cachitos de hierro y cromo' un árbol de Navidad apagado en la cena de Nochebuena. Corten.

El equipo de 'Cachitos de hierro y cromo' grabó el miércoles pasado en las instalaciones de TVE Catalunya en Sant Cugat el episodio 'Retrofuturismo', que se emitirá el 22 de noviembre. Díaz, respaldada por dos bailarines de Brodas Bros también iluminados, interpretaba a una androide. Lo que le echen. Ya está curada de espanto. En el capítulo titulado 'Sagas cantoras', con las presentaciones de los bloques ambientadas en una peluquería, lució una colección de pelucas digna de un cabaret de provincias. En la entrega dedicada a canciones sobre sexo fue una institutriz. «Si hasta he conducido un tractor», dice. Fue en el episodio 'Agropop'. «Mi parte payasa se lo pasa en grande».

'Cachitos de hierro y cromo' está alcanzando en su tercera temporada picos de audiencia que superan ampliamente el millón de espectadores. No está nada mal para un programa que se emite los domingos por la noche en La 2. Y funciona como un tiro a través de internet. De hecho debe su existencia a internet. En concreto a Twitter. Tras mucho dar la lata, Jero Rodríguez, el director del espacio, consiguió el visto bueno para un piloto. Sobre villancicos. Se emitió el día de Navidad del 2011. No pasó nada. Pero se reemitió a mejor hora el 25 de diciembre del 2012. «Y lo petó en Twitter», dice Rodríguez. Entonces recibió 'Cachitos de hierro y cromo' el OK definitivo.

La primera entrega propiamente dicha fue 'Música de gasolinera', con guion de Luis Troquel. «Marcó el tono de 'Cachitos'», dice Rodríguez. Un tono difícil que es la gracia de un programa que se nutre del fabuloso archivo de actuaciones musicales de TVE. Equilibrio entre cariño e ironía. Ni demasiado ñoño ni demasiado ácido. «No puedes ser cruel ni antipático, pero tampoco olvidar que estamos en el 2015», dice Rodríguez. Nos lo recuerdan los rótulos, con antológicos cachetes.

La idea original del responsable era que cada capítulo estuviera dedicado a una corriente musical. Las folclóricas, los yeyés, los indies y así. Pero una mente brillante del ente le aconsejó que buscara ejes temáticos que permitieran la transversalidad entre estilos. Bingo. «Es un reto meter en el mismo paquete a, por ejemplo, Dolores Vargas, la Terremoto,y Manos de Topo, pero también es mucho más agradecido», dice. Claro que sí. Dónde vas a parar.

Una locura

Miguel Atienza, documentalista del programa, siente debilidad por las realizaciones de las décadas de 1980 y 1990. «Había creatividad, libertad y presupuesto, y salía todo el mundo. ¿Qué más se puede pedir?», dice. Sus actuaciones favoritas son las de 'Plàstic'«Eran una locura que dejó momentos deliciosos como el paso de Go-Betweens».

Por su parte Rodríguez, cuarenta y pocos años, ha descubierto que en la España preconstitucional existía «una industria del entretenimiento muy potente». Crecido en la aversión hacia las muy 'mainstream' ideas de artista e intérprete, no le queda otra avanzada la tercera temporada de 'Cachitos' que sacarse el sombrero ante «bombas» como Peret, Lola Flores y un larguísimo etcétera. «No explotamos la nostalgia. Recuperamos un patrimonio cultural de primer orden», dice.

Tanto Atienza como Rodríguez formulan una pregunta inquietante: ¿será posible un 'Cachitos' en el futuro? La respuesta es que o mucho cambian las cosas o no. Actualmente los únicos programas de actualidad musical de TVE son 'Los conciertos de Radio 3', a horas intempestivas en La 2, y el pobretón magacín 'Zoom Music'en el Canal 24 Horas.

Díaz y los dos miembros de Brodas Bros no se electrocutaron con sus vestidos lumínicos, todo un alarde presupuestario para 'Cachitos'.

Y cuando me iba de las instalaciones de TVE Catalunya me crucé con Jordi Hurtado que salía de una habitación. En la puerta ponía camerino, pero no iba a poner cámara de criogenización.

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