DEBATE POR LA CONSTRUCCIÓN DE UNA INFRAESTRUCTURA FERROVIARIA

Hereu y la junta de la Sagrada Família rebajan el tono tras el paso del AVE

XABIER BARRENA / RAMON COMORERA / Barcelona

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Las relaciones entre el Ayuntamiento de Barcelona y la junta constructora del principal monumento de la ciudad, su icono en el mundo entero, parecen encaminadas a reconducirse tras las tensiones generadas entre ambas instituciones por el paso del túnel de la alta velocidad por la calle de Mallorca, a escasa distancia de los cimientos. Pasados ya unos días desde que la tuneladoraBarcino abandonara las proximidades de la Sagrada Família, el alcalde Jordi Hereu, y el presidente de la junta, Joan Rigol, adoptaron ambos, en sendas conversaciones con EL PERIÓDICO, un tono más que conciliador que hace prever que, en un futuro no muy lejano, se normalicen las relaciones.

Hereu guardó ayer la indignación para sus adversarios políticos, a los que cree «desmentidos por los hechos», y utilizó, por el contrario, un tono cortés con los miembros de la junta. «Ellos han defendido legítimamente sus intereses», apuntó el alcalde en referencia a la oposición al trazado que llevó al templo, incluso, a recurrir a la vía judicial. Vía aún irresuelta, a la espera de la sentencia de la Audiencia Nacional. «Se ha cerrado un episodio, hay que superarlo, pero sin olvidarlo», dijo.

DURA CRÍTICA A TRIAS / Frente a la actitud de Rigol, el alcalde criticó la de Xavier Trias (CiU) y Alberto Fernández Díaz (PP). «Con el túnel nos jugábamos mucho», señaló, «nada menos que la llegada del AVE a la ciudad, la mejora de la capacidad de la red de Rodalies y el desarrollo de Sant Andreu-Sagrera».

En su opinión, CiU «no cree en esta ciudad, porque al menor obstáculo opta siempre por sacar de Barcelona todo equipamiento o infraestructura» en referencia al plan convergente de llegar a la Sagrera por el Vallès. Según Hereu, y utilizando una dureza poco habitual en él, Xavier Trias ha demostrado en este asunto su talante «cínico e hipócrita», por regalar los oídos a quien le escuchaba, sin importarle mantener la coherencia del discurso.

Pasado el episodio del túnel, en el horizonte aparece la construcción del templo, tanto presente como futura. Hereu señaló que «el desarrollo del edificio precisa de un acuerdo entre el patronato que gestiona la Sagrada Família y el ayuntamiento». «La ciudad deberá involucrarse de algún modo», sentenció, no en vano lo faraónico de las obras y las importantes afectaciones urbanas que conllevarían rebasan, con mucho, las competencias del patronato.

Mientras ha durado su pulso para evitar que la línea de alta velocidad pasase a cuatro metros de la vertical de los cimientos del templo, «nunca se ha dejado de mantener relación con el ayuntamiento, de colaborar en varios campos», explicó Joan Rigol. Más rotundo y conciliador aún, el presidente delegado añadió que «no ha habido una ruptura, sino una discrepancia, nada más, a la hora de considerar el trayecto del AVE».

INTERÉS MUTUO / Rigol insistió en separar «mucho lo que es el conflicto del tren» y aseguró que se ha visto con el alcalde varias veces. «A Hereu le interesa estar bien con la Sagrada Família porque es el monumento más visitado de España, y además lo tenemos allá. Y a nosotros nos interesa colaborar institucionalmente con el ayuntamiento sobre muchos elementos que necesitan cierta coordinación».

En uno de estos contactos, el único sobre la cuestión, se trató de la expansión del templo, prevista en el proyecto de Gaudí, por encima de la calle de Mallorca y delante de la fachada de la Glòria. Rigol aludió a este primer contacto sobre el futuro del monumento, que hizo él mismo, pero reconoció que después la cuestión «se congeló y paró» a causa del AVE. La actualidad la marcaban las iniciativas para defender el templo. Hoy, sin embargo, no cree que este sea un tema «a tratar de inmediato». Lo pone en «un horizonte de 15 o 20 años», en la fase final de las obras.

ACCESO PRINCIPAL / En la fachada de la Glòria, la que se construye en Mallorca y al lado de la cual pasará el tren, estarán el acceso y la puerta principales del edificio. La idea de Gaudí, plasmada en una maqueta, fue construir un paso elevado sobre la calle con una gran escalinata que conducía a una plaza con jardines dentro de la manzana que da a València. Para hacer realidad este espacio será necesario derribar un enorme edificio de viviendas de nueve plantas construido el siglo pasado por la inmobiliaria Núñez y Navarro «a su manera», según expresión de Rigol. Esta obra tendrá una gran incidencia en la zona y requerirá un acuerdo a tres bandas con el ayuntamiento y los propios afectados.

El presidente del patronato aseguró que el templo «ya ha dicho en el proceso judicial» cuál será el peso de la fachada y la presión que por ello deberá soportar el túnel. «También suponemos que la gente de Adif tiene en cuenta que ya hace 125 años que está aquí la Sagrada Família».

El responsable de la junta aseguró que la batalla contra el túnel «siempre se ha librado pensando que se estaba defendiendo un monumento público, que no se protegía numantinamente una propiedad privada de un ente privado». En este combate han llegado hasta donde han podido «siempre con diálogo, hasta con el ministro de Fomento, e incluyendo la justicia que es donde se debe ir civilizadamente cuando hay un conflicto», concluyó.