'Pokédando' en Arc de Triomf

Pokemon Go

Pokemon Go / periodico

MAURICIO BERNAL / BARCELONA

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Si es verdad que en el idioma lo importante es el uso, 'pokédar' será a este paso aceptado por la academia, más tarde o más temprano, pero aceptado. 'Pokédar': acción de acudir a una 'pokédada', que también acabará, probablemente, en el diccionario. Así, sin comillas ni cursivas se podrá escribir que 'pokédaron' este domingo en la Primera Gran Pokédada de Barcelona centenares de 'pokédadores', los cuales, con la mirada perdida en sus móviles, se dieron cita al empezar la tarde en el Arc de Triomf, se dispersaron luego por los alrededores, en especial por el parque de la Ciutadella, y se dedicaron a 'pokécazar' pokémon, que no es un deporte de competición pero lo será. Total, nadie decía hace unos años mándame un wasap.

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Como expresión de una nueva práctica social, la 'pokédada' tenía una importancia que trascendía el mero hecho de que una gente subyugada por el juego saliera en pandilla a buscar bichos de mentira. “¡Por primera vez los 'gamers' salimos a la calle, tío!”, se regocijaba Rubén Murga. “Hasta ahora estábamos en casa encerrados, pidiendo pizzas a domicilio… Pero desde que apareció esto estoy conociendo Barcelona por segunda vez”. Helo ahí, helos ahí, centenares de jugadores de videojuegos que hasta hace dos semanas se pasaban el día encerrados, pálidos porque no les daba nunca el sol; al aire libre, una tarde de verano, dispuestos a jugar.

PATROCINADORES

Una 'pokédada' no brota como los hongos del bosque, así como así. La de este domingo la organizaba Aleix Cabanach, un joven de 18 años que en septiembre empezará a estudiar márketing y publicidad, un tipo que, básicamente, lo vio antes que nadie: el 14 de julio, un día antes del estreno en España, puso la botella en el mar: Facebook, Twitter… Lo demás funcionó por generación espontánea. “No solo empezó a contestar la gente sino que empezaron a aparecer patrocinadores, al final son 10 empresas que han decidido apoyar la quedada”. No había rastro de ellas en Arc de Triomf, ni un anuncio, ni un cartel, nada, porque este es un nuevo mundo con nuevos verbos y un nuevo vocabulario, y las empresas ya no hacen esas cosas. “Los anuncios están en Facebook”, decía Cabanach.

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Cabanach y el equipo organizador cobraban a dos euros la inscripción, lo cual supuso un problema: la Guardia Urbana se presentó en el lugar, habló con él y le comunicó la apertura de un expediente sancionador: por eso y por no tener permiso para celebrar el encuentro. Cabanach se justificó diciendo que el dinero es para financiar los premios y las próximas 'pokédadas' (habrá una segunda el 21 de agosto), y que hace unos días intentó gestionar un permiso de concentración y manifestación y le dijeron que no hacía falta; y que hace solo tres días se enteró de que necesitaba uno de ocupación de la vía pública. “Ya no había margen, y nos dijeron que si lo hacíamos era por nuestra cuenta y riesgo, y eso hemos hecho”.

OTRO IDIOMA

Había que cazar bichos. Había que luchar por un gimnasio. “El gimnasio de Arc de Triomf dicen que es el más potente de Barcelona, hay cuatro paradas alrededor, lo cual no es normal”. Se inscribieron, al final, cerca de 500 personas, pero quizá un número similar estaban allí sin pagar, solo porque la máxima dice que donde hay más jugadores más cebos hay, y más bichos, y más diversión. Llegado el momento de cazar, lentamente bajaron en grupos por Lluís Companys y entraron en el parque, siempre mirando el móvil. “¡Ha salido un mankey!” “¡Anda, un huevo!” “¡Un doduo!” “¡Dos doduos!” En ese idioma hablaban.