El gran año de Salgado

La sal de la Tierra (2014), de Wim Wenders, lleva siete meses consecutivos en la cartelera barcelonesa siguiendo la estela de Searching for Sugar man (2012), documental que relata la vida del cantautor Sixto Rodríguez. El músico de culto en Sudáfrica fue ignorado durante décadas en Detroit, donde nació en 1942, dos años antes que el fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, protagonista del filme de Wenders.

Que una película basada en lo real siga llenando una sala meses después de su estreno es un milagro, aunque se trate de pequeños cines dedicados al arte y ensayo y de títulos que han alcanzado la recta final de los Oscar: Searching for Sugar man lo ganó y La sal de la Tierra quedó finalista. Pero la dorada estatuilla al mejor documental no garantiza el interés del espectador, ni siquiera su estreno comercial.

Salgado ha recorrido el mundo para atrapar en tonos grises vidas a la deriva. Su mirada capta con extraña y conmovedora belleza la de-sesperación y la miseria que generan las situaciones extremas, como el drama rural brasileño, el vacío en la superpoblación de las ciudades asiáticas, la interminable huida de la guerra en Sudán, la hambruna y sequía de África y sobre todo el horror del genocidio de Ruanda que terminó con más de 800.000 personas asesinadas en 100 días de 1994.

Sus fotos son un bello azote que busca despertar la conciencia de los países donde la paz pervive, el trabajo abunda y la comida no falta.

El éxito del documental y también el del aplaudido recorrido internacional de su última exposición titulada Génesis, donde transita por las zonas más aisladas del mundo moderno, ha propiciado que la revista Matador dedique a Salgado un amplio reportaje sobre las fotos de paisajes en las que denuncia el expolio de los paraísos naturales. Y la editorial La Fábrica acaba de poner en los escaparates de librerías y de tiendas de museos la reedición de Otras Américas, que se remonta a 1986.