Gràcia reclama que se agrande la zona vetada a más ocio

El edificio del Deutsche Bank, donde se proyecta un hotel.

El edificio del Deutsche Bank, donde se proyecta un hotel.

HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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El proceso ha sido largo, laborioso y complejo -el tema no era para menos-, pero ha logrado que el documento final presentado ayer en la sede del distrito recoja de forma concisa -pese a sus 46 páginas- el sentir de los vecinos de Gràcia sobre hacia dónde debe ir el futuro de la zona. Sentir que incluye, entre muchas otras cosas y con un amplio consenso, la necesidad de que el plan de usos que el distrito está elaborando -objetivo del debate- amplíe la zona que considera saturada. En la propuesta municipal se sitúa solo alrededor de los ejes de las calles de Torrent de l'Olla y Verdi y de las cinco plazas centrales de la Vila.

Quina Gràcia!? Quina Gràcia!?-nombre con el que han bautizado el proceso participativo- empezó en octubre del año pasado tras la reivindicación vecinal canalizada por la plataforma Gràcia Cap on Vas? tras la aprobación inicial del nuevo plan de usos impulsado por el distrito. Los vecinos exigieron participar en el proceso y el ayuntamiento accedió a contratar a las empresas Raons Públiques, La Hidra Cooperativa e UbanIn para dinamizar un proceso que canalizara todas las voces vecinales. Tras cinco meses, y numerosas reuniones, talleres y asambleas, ayer se presentó el resultado, un resultado que el consistorio se compromete a estudiar y a incluir en el documento final «siempre que sea razonable» y entre dentro de sus competencias.

Los principales problemas abordados han sido, según expone el documento, la saturación de actividades de restauración en la Vila frente a la falta de tejido comercial en los barrios del norte; la proliferación de comercio destinado a una población «no residente»; los problemas de convivencia derivados del ocio nocturno y de las tiendas de platos preparados; la proliferación de albergues y residencias, y la preocupación por proteger las actividades culturales y el tejido comercial.

Las propuestas van encaminadas a proteger e incentivar un comercio de proximidad encarado a resolver las necesidades de los vecinos y controlar la proliferación de comercios destinados a una población flotante, resultado del aumento de turismo. «El turismo ha sido el tema de fondo y más preocupante en todo el proceso», apuntan sus dinamizadores. Limitar la creación de nuevos hoteles, albergues o apartamentos turísticos y actuar sobre las actividades complementarias que se desarrollan alrededor de estos establecimientos, controlar las licencias de nuevos locales para actuar de acuerdo con un diagnóstico previo que evalúe el impacto y las necesidades del entorno, reducir el espacio que ocupan las terrazas para que sea compatible con los otros usos de la calle o limitar la concentración de tiendas de suvenires, han sido algunas de las propuestas elaboradas para paliar las consecuencias del aumento del turismo y las posibles futuras consecuencias de este en el distrito de Gràcia.

MEDIDAS CONCRETAS

El documento de consenso -que a partir de hoy puede consultarse en la web Quinagracia.info- detalla medidas concretas como la incorporación de las tiendas de platos preparados en el cómputo máximo de licencias -la propuesta municipal de nuevo plan las regula, pero no pone un cómputo máximo-, ya que a ojos de los vecinos «deberían tener el mismo tratamiento que las actividades de restauración porque sus características a nivel de problemáticas que generan son muy similares». El cierre del grifo para nuevas licencias de locales de restauración en el centro hizo crecer de forma exponencial la apertura de estos locales, cuya licencia ha sido durante mucho tiempo mucho más fácil de obtener. Locales que favorecen los picnics urbanos, que a ciertas horas acaban transformados en botellones.

La propuesta para ampliar la zona considerada saturada -una de las medidas estrella- es proteger las zonas próximas a los accesos de transporte -las estaciones de metro Fontana y Joanic- y las paradas de autobuses turísticos.

El vecindario pide también fomentar la reducción del número de licencias -es decir, ir más allá del hecho de no permitir nuevas- y estudiar una regulación específica para la plaza de Lesseps. Piden asimismo «incorporar y regular los supermercados», en la línea de proteger el comercio de proximidad. El documento reclama que se elabore un censo en todo el distrito y se realice un estudio de impacto en la zona donde hay supermercados y las consecuencias de este en el pequeño comercio, y establecer áreas de atención especial alrededor de los mercados municipales para limitar su presencia.

Por último, requieren que los locales de entidades culturales se rijan por normas específicas -más flexibles- para que no les afecten las restricciones para los privados.