A pie de calle

Gràcia es el nuevo barrio de las letras

La librería Vda. Roquer, en Gran de Gràcia, ayer.

La librería Vda. Roquer, en Gran de Gràcia, ayer.

CATALINA GAYÀ

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Me explicaron el proyecto en ese jardín mediograciense y muy japonés que atesora la librería Haiku. «Crearemos una asociación. En Gràcia hay muchas librerías», dijo Alex Pler. Unas días después, me lo repitieron en Hibernian. Hacía calor y era julio y lo de «muchas» pasó, en ambas charlas, casi de puntitas. En los últimos meses se ha publicado el mapa de lo que será la asociación de librerías de Gràcia y lo que ha hecho visible es que en el barrio hay más de 30 librerías. Cinco de las cartografiadas se han inaugurado en los últimos cinco meses y, antes de la noche de almas, habrá tres más en el barrio.

Hace años, Gabriel García Márquez sentenció que, en Barcelona, el sol siempre iluminaba una librería. Durante unos años, la crisis ha encerrado el mensaje de Gabo en la hemeroteca de las letras. Ayer en Gràcia, el sol iluminaba más de dos librerías en una misma calle. En la de Ramon y Cajal y en la de Montseny hay hasta tres.

Llamaba a Taifa, por eso de que 30 librerías en unas horas no se recorren con facilidad, y Roberto García me decía que, de momento, el mapa ya ha servido para darse cuenta de quiénes son y de que Aeroteca, especializada en aviación, es de las decanas del barrio.

Me sentaba con Pere Fernández, en Pequod. Explicaba que la asociación nació entres birras y palabras de libreros vecinos y que aún tiene que constituirse. Entraba una chica, pedía consejo. Pere era sincero: la librería, que abrió en el 2011, está especializada en novela y narrativa. Ella buscaba libro ilustrado. Él le aconsejaba una rareza; un tesoro; ella confiaba.

El mapa, que apareció poco antes de las fiestas del barrio, invita a explorar otras gracias: la de los márgenes, la gitana, la del mercado, la de la plaza del Nord, la de la plaza de John Lennon. El folleto describe cada una de las propuestas. Abundan las de literatura infantil y Pere dice que ese sector no está en crisis. Añade también que el dato es «esperanzador», ya que los pequeños son «los lectores del futuro».

¿Por qué ahora? Yo aventuro que el mapa de las librerías de Gràcia es el de una transgeneración, de entre 30 y 50 años, que ha dicho basta a trabajar para terceros, y con proyectos no vinculantes ni emocionales, y ahora ha puesto en marcha el sueño de vivir entre y por los libros.

Pere está de acuerdo. Él es traductor técnico y sigue trabajando como traductor. Explica que muchas de las nuevas librerías son negocios familiares. ¿Aguantará Gràcia? «Creo que ya estamos al límite aunque, por mí, mejor si fuéramos 100 porque esta sería la sociedad ideal, la que consume libros, que apuesta por la cultura».

El mapa de las librerías de Gràcia conecta el barrio barcelonés con el de Coyoacán, en Ciudad de México. Son otros rumbos, otras letras, es cierto, pero ahí, desde hace años, se concentran varias librerías. Grupos de jóvenes pasan ahí el sábado, leyendo y explorando entre libros.  Llegan en bus o en metro. En Barcelona, se puede llegar caminando.