Gane cinco años de vida a besos

El 13 de abril es el Día Internacional del Beso. Para besarse como Instagram manda, en Barcelona hay un fondo de selfi tan adecuado como infrautilizado: la calle dels Petons

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ANA SÁNCHEZ

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13 de abril. Toca buscarse el perfil bueno poniendo morritos. Es el Día Internacional del Beso. Eso dice la fuente de la sabiduría inmediata: Wikipedia. Es una efeméride no oficial que tiene wiki-entrada, página de Facebook, aluvión anual de ‘memes’, de conocimientos fundamentales, como cuántas calorías se gastan con un beso, y la respectiva horda de famosos dándose el lote en Instagram como si estuvieran en el ‘Cuore’.

Dicen que el origen de este día es el beso más largo de la historia. Si se rebusca entre los récords Guinness, aparecerá un matrimonio tailandés con los labios pegados como si salivaran Loctite y cara de pensar si se habrán dejado el gas abierto. Han bajado al listón de 'amateur' el ‘Bésame mucho’ de Sara Montiel. Ekkachai y Laksana Tiranarat, así se llaman estos superhéroes domésticos, se besaron hace tres años sin parar durante 58 horas, 35 minutos y 58 segundos. Es decir, se pasaron casi ¡dos días y medio! sin separar los labios ni para ir al baño. Sin duda deberían encabezar ellos los ránkings de besos que dejan sin aliento. El anterior Guinness (del 2011) también es de esta pareja: 46 horas y 24 minutos. Paradojas de los días internacionales: ninguno de estos dos récords se marcó un 13 de abril. Ambos siguieron la agenda estándar de Cupido: se estamparon por San Valentín.

Para besarse como Instagram manda, en Barcelona hay un fondo de selfi tan apropiado como infrautilizado: la calle dels Petons, una bocacalle que pasa desapercibida en la vía del Comerç. Se ajusta bien al nombre: es estrecha, oscura y hasta que no llegas casi al final no descubres que es un callejón sin salida. “Give me love” (dame amor), pide una pintada al final del pasaje. De hecho, ese es uno de los tres posibles orígenes del nombre que cita el nomenclátor: que sea tan “adecuada para las efusiones emotivas de los enamorados”. Aunque también pudo ser culpa de un vecino del siglo XVII, un tal Joan Pontons, al que rebautizaron, se presupone que entre muecas sonoras, como Petons. Hay una tercera posibilidad lacrimógena: “Dicen que en este lugar los condenados a muerte de la Ciudadela estaban autorizados a despedirse de sus familiares”.

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Al parecer, en la calle de los Besos ahora se dan otros ‘picos’. “Vienen yonquis a pincharse.  La policía viene mucho por aquí”, asegura una vecina que prefiere limitarse a ser “una fuente anónima”. También, añade, entran “chavalitos a besarse”, sí, pero sobre todo a pintarrajear la pared del fondo. Y cada media hora se cuela algún grupo de guiris despistados que entran con cara de haber encontrado un atajo y salen con esa mirada perdida que pide a gritos un TomTom.

Las rutas callejeras de “la Barcelona romántica” recomiendan continuar en la calle de los Enamorados: es una vía que cruza en diagonal Aragó entre Lepant y Rogent. Lo cierto es que incita a llevar al enamorado de turno al huerto: hay un inmenso huerto urbano instalado en un lateral.

Decir que es una calle con magia se pasaría de literal: hay un escaparate con varitas mágicas, palomas de látex y manuales de abracadabras. “La calle tenía más magia antes”, se lamenta encogiéndose de hombros Christian Llàcer, el dueño de Selecciones Mágicas. Calle arriba y abajo, se ven persianas bajadas, muchos locales en alquiler. “Ahora el 80% de las ventas son online”, asegura. “Estamos aguantando como podemos”. Lo que dirían dos enamorados de manual: Leonardo DiCaprio Kate Winslet, al final de ‘Titanic’.

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Antes de entrar en 'shock' anafiláctico al recibir por octava vez el beso de Iker Casillas y Sara Carbonero Iker CasillasSara Carboneroen bucle, se recomienda dar al menos uno. “Un estudio dirigido por el psicólogo alemán Arthur Sazbo –recoge el libro ‘Ciencia optimista’- asegura que las personas que dan un beso cada día a su pareja antes de salir de casa viven cinco años más, tienen menos accidentes de coche y ganan más dinero”. Lo que augura una vida larga y adinerada a Pablo Iglesias, si cuenta como 'casa' el Congreso.

A propósito: con un beso se queman diez calorías. Eso, si es suave. Si uno llega al escalafón de “brutal” , se pueden quemar hasta 17, apunta Richard Smith en su dietario informal ‘Cómo adelgazar follando’. El top de los besos dietéticos, añade el autor, son los apasionados: se evaporan 26 calorías, más 11 extras para “recuperar la forma de la nariz”.