UN PROYECTO CONTROVERTIDO

Una futura mezquita en unos bajos inquieta a vecinos de Sants-Montjuïc

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zentauroepp37847672 sants mezquita170329181501 / DANNY CAMINAL

ÓSCAR HERNÁNDEZ / BARCELONA

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Estaba prevista una reunión con media decena de vecinos del barrio de la Bordeta y aparecieron un centenar. Los responsables del distrito de Sants-Montjuïc no se esperaban tanta gente y tuvieron que habilitar el martes por la tarde, a toda prisa, una sala lo suficientemente grande. El motivo de tanto interés: la construcción de una mezquita del Centre Cultural Islàmic de Sants en unos bajos de la calle de Súria, 8-10, en el barrio de la Bordeta, que sustituirá a la que funciona en una nave de Can Batlló (Camí de la Cadena, 17).

Xavier Farré, consejero técnico de Sants-Montjuïc, compareció ante los vecinos acompañado de media docena de responsables municipales para explicar que el Centre Cultural Islàmic de Sants ha adquirido dos locales de la calle de Súria y que ha obtenido además una subvención municipal para acondicionarlos como mezquita. "Es una entidad reconocida en el barrio, donde lleva 30 años, y que nunca ha causado problemas", explicó a los residentes del barrio. Farré añadió, arropado por el gerente del distrito, Francesc Giménez, entre otros cargos municipales, que las obras se están haciendo bajo licencia y con control municipal. 

"Queremos saber por qué no continúan en Can Batlló, por qué tienen que venir a los bajos de un edificio de vecinos", preguntó un residente de la calle de Súria. Y no obtuvo una respuesta precisa salvo la aclaración de que, como cualquier otra entidad, la asociación musulmana puede instalarse en cualquier ubicación y que el ayuntamiento no puede asignarles ningún edificio de titularidad municipal. "No se quedan en Can Batlló porque ahí están haciendo pisos de lujo con piscina y si sigue la mezquita no se venderán", afirma Agustí García, propietario de una vivienda que estará justo encima de la mezquita.

CONTROL MUNICIPAL

Farré sí que insistió en que el proceso de adquisición de los locales y su conversión en centro de culto musulmán cumplen la legalidad, tanto la española como la catalana. Y que en el ámbito municipal no se puede impedir la apertura si se cumple la normativa de seguridad, evacuación, aforo, etcétera. "Se vigilará que no causen molestias y que cumplan las condiciones de aforo y seguridad", indicó.

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Durante la hora larga que duró la asamblea se produjeron momentos de tensión entre el público con algunos gritos y numerosos aplausos a las intervenciones de los vecinos más discrepantes con el proyecto. A los temores a que pueda haber problemas en el barrio por la mayor afluencia de público que generará el local, el ayuntamiento responde que no se producen incidentes en torno a estos equipamientos religiosos y que el aumento de personas en la calle también genera por sí mismo más seguridad.

"NO SOMOS RACISTAS"

"No somos racistas, pero a nadie le gusta tener una mezquita debajo de su casa, como tampoco ninguna iglesia de otra confesión. Al ser un local de 500 metros cuadrados cabrá mucha gente", explica preocupado García, quien este miércoles por la mañana regresó al distrito a pedir por escrito que el ayuntamiento inspeccione las obras. Esta mañana una patrulla de la Guardia Urbana visitó la controvertida obra.

Una representante municipal especializada en asuntos religiosos explicó en la improvisada asamblea que la nueva mezquita podría acoger a entre 25 y 30 personas por rezo y que solo los viernes la afluencia sería mayor, de entre 100 y 150 personas. También precisó que la totalidad de los oratorios de todas las confesiones de la ciudad, excepto los católicos, están en bajos de edificios porque no hay solares libres.