La fuente de las apariciones

Vendrían a ser las caras de Bélmez en versión grafiti. En la fuente de Sant Agustí Vell aparecen caras, cuerpos y hasta pancartas. Es el Lourdes de las pintadas callejeras

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ANA SÁNCHEZ / BARCELONA

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Quien haya pasado por aquí más de tres veces en el último año habrá tenido que reprimir el impulso de llamar a ‘Cuarto milenio’. Ríete tú de las caras de Bélmez. En la fuente de Sant Agustí Vell, en el Born, aparecen caras, cuerpos enteros y hasta manifestaciones con pancartas. Se ha convertido en el Lourdes de los grafitis.    

Todo empezó hace dos años. Aparecieron tres palomas, una por grifo, coincidiendo con la visita a Barcelona del grafitero lituano Ernest Zacharevic -hay quien lo llama el Banksy de Malasia, donde vive-. Era un calco de una de las obras que exponía en la Galería Montana: dos palomas con cara de circunstancia junto a una tercera muerta. Y ahí se quedaron, respetadas por el servicio de limpieza. Hasta que apareció un caballito sobre el tercer grifo, el de la paloma muerta. Cualquiera de primero de EGB de grafitis reconocería al instante el sello de Francisco de Pájaro -aka Art Is Trash, El Arte Es Basura-, otro peso pesado del arte callejero con estudio en Barcelona. Horas después, desaparecieron el caballo y la paloma muerta tras una capa de brochazos municipales. Y empezó la guerra de espráis en torno al tercer grifo.

La detalló en su blog Mia Font, responsable digital de El Terrat, que trabaja a pocos metros de la fuente. 19 de junio del 2015: salió un pollo de un cascarón. No sobrevivió a Neteja. 24 de agosto: una paloma picassiana. No duró ni un día. 1 de noviembre: una serpiente. Y otra capa de pintura gris encima. 14 de diciembre: un indio tirando una lanza a las palomas. ¡¡Puff!, se esfumó. 25 de enero: un buitre carroñero. Se convirtió en carroña. 23 de marzo: un gato, el primer inquilino con firma (Stöke). Y, ¡milagro!, sobrevivió un día, y un mes, y dos... Parecía que la paz grafitera había regresado al tercer grifo. Pero no. En mayo, la fuente amaneció con una manifestación de animales. “Los feos somos más”, protestaban con pancartas un burro, un pajarraco y un par de ratas. “Censura no”. A las dos palomas intactas de Zacharevic las rodearon con marcos dorados y les pusieron minivigilantes. Y la fuente se convirtió en lugar de peregrinaje de turistas. Pero, ay, nadie comió perdices con espray.  

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En julio, Mia Font fotografió in fraganti a un empleado del servicio de limpieza pasando el rodillo sobre todos los grafitis. No quedó ni una pluma. Los borró sin querer, se disculpó luego en Instagram. “Por error la tenía en la ficha y la hice. Os pido perdón”. Hay quien hizo un llamamiento para que repintaran los grifos y no despidieran al operario. No lo despidieron, confirman desde el ayuntamiento. “La empresa de limpieza de grafitis reconoció que fue un error suyo y no se sancionó”. Pero se le terminó el contrato, se lamentó él. 

UN PORQUÉ VENGATIVO

Así que la fuente ha vuelto a ser ignorada. Han pintado un polluelo de parvulario en el tercer grifo, poco más. Pero se avecina segunda parte. “Cuando vuelva, en vez de pintar a las palomas, pintaré a los operarios de limpieza… para que no los borren”, bromeaba Francisco de Pájaro desde Italia. Él -desvela- fue el autor de cinco inquilinos del tercer grifo y de la gran manifestación. “Me alegra que lo hayan borrado -apunta-. Así la historia en los grifos continúa. El arte en la calle tiene que morir”. De este culebrón de pared, añade, aún falta el capítulo 1. Hay un porqué vengativo.

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Volvemos al 2014. “Descubrí que Zacharevic hizo una exposición en Malasia y la tituló Art is Rubbish is Art -recuerda De Pájaro, cuyo nombre artístico es precisamente El Arte Es Basura-. Y descubrí que muchas instalaciones estaban inspiradas en piezas mías que hice entre el 2009 y el 2013”. Zacharevic terminó reconociendo que fue De Pájaro quien le inspiró pintar en la basura, pero al lituano le salió “un grano en el culo y en el CV”, que dice el español.

Entonces aparecieron las palomas en la fuente. Y De Pájaro ejecutó su “venganza artística”. “Mis pinturas las borraban y las palomas no, algo que me empezó a gustar. Me permitía volver a hacer algo creativo y ponía en cuestión: ¿Quién decide quién vive y quién muere?”.

NETEJA RESPETARÁ LOS NUEVOS GRAFITIS

“Desde Territori -responden en el ayuntamiento- se especifica qué murales o mensajes cívicos quieren que se respeten, después de acordarlo con las entidades del barrio o desde el mismo distrito”.

¿Qué pasará en la fuente? “Desde Neteja -añaden- , se han dado instrucciones para que, si vuelven a aparecer grafitis en la fuente, se respeten”. “Interesante”, comenta De Pájaro. El artista promete retomar los grifos. “Pero esta vez los más feos ya estarán arriba en el poder, y obviamente, se corrompen...”, se ríe. “Las palomas se las estarán comiendo”.