Belén Martínez: tu foto en una galleta

Era la responsable de calidad de una empresa. La despidieron y ahora se dedica a elaborar y vender galletas decoradas con fotos. Ha encontrado su salida inventándose un negocio: la repostería ilustrada.

Belén Martínez

Belén Martínez / periodico

JUAN FERNÁNDEZ
MADRID

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Hay un sutil hilo conductor entre el oficio que Belén Martínez tenía antes de que llegara la crisis y el que ahora regenta, aunque a priori las dos tareas se parezcan tanto como un caballito de mar y una zambomba. O como el departamento de calidad de una gran empresa, que es donde trabajaba antes, y la fabricación artesana de galletas ilustradas con fotos comestibles, que es a lo que se dedica ahora.

Parecen mundos a mil años luz de distancia, pero es el mismo espíritu inquisitivo, el mismo afán insaciable por dar con soluciones, lo que entonces ayudaba a esta madrileña de 37 años a descubrir cómo optimizar las compañías donde trabajaba, y lo que después, buscando, buscando, le llevó hasta el dulce destino laboral que se ha inventado.

Llegada la fiebre de la austeridad, estaba cantado que su final era el paro. Se dedicaba a analizar el mecanismo interno de las organizaciones empresariales para mejorar su gestión. «Pero llegó la crisis y mi puesto empezó a verse como un gasto prescindible», recuerda. Hace un año y medio la despidieron. Envió decenas de currículos, pero entonces se topó con otro de los lamentables síntomas de la crisis: «Ahora me ofrecían que hiciera lo mismo que antes por la mitad del sueldo».

Indignada, pero no rendida, Belén dedicó los siguientes meses a hacer cursos de formación en áreas que le atraían. Siempre le había gustado la fotografía, y de hecho llegó a plantearse dar el salto a la imagen tirando de su curiosidad y de lo que aprendió en los cursillos, pero el reto le intimidaba. Demasiados buenos fotógrafos en el mercado. En realidad no estaba dando palos de ciego, sino acercándose a su abracadabra.

Al final hace falta una gota de azar para que salte la chispa. En su caso, ese resplandor tuvo lugar en Nochevieja: la pasó en una casa de Asturias, donde conoció a una mujer que hacía galletas decoradas. Estimulada por aquellos dulces, a su regreso a Madrid empezó a tontear con la repostería, hasta que se hizo la pregunta del millón: ¿Habrá alguna manera de unir la fotografía y el mundo de las galletas?

«Internet ha sido mi fuente de inspiración. Fue curioseando por la red como se me ocurrió esta idea», relata. Primer hallazgo: un buen día encuentra una web donde venden galletitas decoradas con mensajes. ¿Pero es que existe la tinta comestible? Segunda sorpresa: la tinta comestible, a base de colorantes alimenticios, existe, y además hay impresoras para manejarla. Y aquí es donde vino su gran revelación: «¿Y si fabrico galletas e imprimo sobre ellas imágenes elaboradas con tinta dulce? Mejor aún: ¿y si lo hago con fotos?», se planteó.

En primavera compró una impresora de tinta comestible y desde mayo va por ferias vendiendo galletas decoradas, o las elabora y diseña al gusto del cliente con las fotos que estos les mandan a www.merendandogalletas.com. El resultado es espectacular, y delicioso. Atentos a la foto que ilustra esta página: lo que Belén muerde no es otra cosa que una galleta cubierta por la portada de EL PERIÓDICO del 15 de julio. La preparó en media hora.

¿Quiere desayunarse el retrato de su amado o su amada? Mándele una foto por internet y Belén le enviará una docena de galletitas con su imagen estampada, y con un sabor insuperable. Ella lo hace todo: prepara con sus manos la base y sobre una película de pan de azúcar imprime la foto. De momento trabaja en casa, pero busca un taller para trasladar el horno y la impresora, a la vista de la avalancha de pedidos que recibe a diario. La experta en calidad explica las razones de su éxito: «Con la crisis se está imponiendo el trabajo en exclusiva, hecho a la medida del cliente. Si vas a hacer a algo nuevo, procura que no puedan copiarte los chinos».