Repercusiones de 'Ciutat morta'

La fiscalía rechaza revisar el caso 4F al no valorar como prueba al supuesto testigo anónimo

Archiva así las diligencias abiertas a instancias del Ayuntamiento de Barcelona

Manifestación en la plaça de Sant Jaume de Barcelona tras la emisión del documental 'Ciutat Morta'

Manifestación en la plaça de Sant Jaume de Barcelona tras la emisión del documental 'Ciutat Morta' / periodico

J. G. ALBALAT / BARCELONA

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La Fiscalía ha rechazado revisar el caso del 4F, en el que los condenados por malherir en el 2006 a un agente de la Guardia Urbana de Barcelona denunciaron ser víctimas de un montaje judicial, al considerar que el supuesto testigo no identificado que aparece en "Ciutat Morta" no tiene valor de prueba.

En un escrito, la fiscal jefa provincial de Barcelona, Anna Maria Magaldi, ha archivado las diligencias preprocesales abiertas a instancias del Ayuntamiento de Barcelona, que el pasado 19 de enero remitió al ministerio público una copia de 'Ciutat Morta' para que decidiera si era oportuno revisar el caso a partir de la información contenida en el documental, estrenado hace un año y medio y emitido en Televisió de Catalunya el pasado 17 de enero.

La fiscal alega en su escrito que el artículo 954.4 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, "el único de posible aplicación" en el caso del 4F, establece que solo se podrá revisar una sentencia firme cuando después de la sentencia sobrevenga el conocimiento de hechos nuevos o de nuevos elementos de prueba que evidencien la inocencia del acusado sin dejar lugar a dudas.

En el caso del 4F, sostiene que no puede ser considerado como "hecho o elemento de prueba nuevo" la atribución "a un supuesto testigo no identificado de la declaración de que uno de los hechos objeto de enjuiciamiento en el caso sucedió de modo diverso del declarado probado y de que fue llevado a cabo por persona distinta, asimismo no identificada, de los acusados que fueron condenados como sus autores".

El documental 'Ciutat Morta' recoge la versión exculpatoria de los tres jóvenes condenados por lanzar la piedra que dejó en estado vegetativo al urbano, siembra dudas sobre el testimonio de cargo de dos urbanos -que en otro proceso posterior fueron condenados por torturas- y se centra especialmente en otra de las condenadas, Patricia Heras, que se suicidó en un permiso penitenciario tras proclamar su inocencia.

Los hechos ocurrieron la madrugada del 4 de febrero del 2006, a las puertas de una fiesta celebrada en una finca ocupada de titularidad municipal en la calle Sant Pere Més Baix de Barcelona, donde un guardia urbano cayó herido tras recibir el impacto de un objeto en la cabeza.