JUICIOS POR UNA SEMANA DE disturbios en sants

El fiscal rebaja los cargos por Can Vies

Retirada la acusación por desórdenes en la mayoría de los procesos

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

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Hay que partir de la base de que todo el mundo intenta hacer su trabajo de la mejor manera posible. Y por posible es justo y necesario tener en cuenta el entorno, todo lo que afecta al desarrollo de cualquier profesión. Los Mossos d'Esquadra, por ejemplo, dependen de una realidad muy volátil, del todo imprevisible, a menudo peligrosa. Los abogados se acogen a las leyes, rígidas y estrictas, aunque también se someten al ojo clínico de un juez que valora su exposición. Los siete juicios de Can Vies celebrados ayer y el martes se han deshinchado porque en la mayoría de ellos ha sido retirada  la acusación de desorden público. ¿Por qué? Porque el testimonio de los mossos no acreditó unos cargos que requieren de una precisión que no aportaron.

El fiscal sí mantiene en cambio las peticiones de tres a cuatro años de prisión por atentado a la autoridad, ya que de desestimarlo estaría poniendo en duda el relato de los agentes, que en todas las vistas han señalado a los acusados, con mayor o menor certidumbre, como autores de lanzamientos de objetos contra los cuerpos de seguridad. Es precisamente la presentación de los hechos aportada por los policías lo que los abogados están usando para estructurar una defensa basada en unas detenciones que la semana del 26 de mayo del 2014 se produjeron, a su modo de ver, de «manera arbitraria». Pero también bajo una enorme presión que menoscaba la versión policial y dificulta que el juez cierre el tema con una severa condena.

Uno de los casos expuestos ayer, el de dos jóvenes Pol y Eric, acusados de lanzamiento de botellas y piedras contra furgones policiales y contra los escudos de los propios agentes, tuvo como testigo a un miembro de la policía autonómica que incurrió en evidentes contradicciones durante su testimonio. El propio juez tuvo que pedirle en varias ocasiones que se aclarara, porque parecía que no sabía con certeza a qué detenido se estaba refiriendo. El abogado defensor no quiso dudar de su palabra, pero su alegato final se encargó muy mucho de poner en evidencia las lagunas de esa narración policial.

Ya no se trata tanto, escuchados los siete procesos, de reforzar la declaración del acusado, que también, sino de echar por tierra el testimonio de los mossos con interrogatorios que entran mucho en el detalle. Tanto, que es fácil que la policía vacile, porque no solo pasó hace siete meses, sino que las circunstancias no invitaban al pormenor.