Un tesoro en cada casa

barcelona memoria eixample

barcelona memoria eixample / ARCHIVO ROCA-SASTRE

CRISTINA SAVALL / BARCELONA

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María del Tránsito Ruz Yepes posa con aire solemne en un estudio fotográfico luciendo una mantilla. Era 1868. Casi 150 años después, una de sus descendientes, Mercè Fumadó, conserva la copia impresa en blanco y negro y también esa arcaica prenda de seda, encaje y blonda que usaban las mujeres de la burguesía para cubrirse la cabeza y los hombros en actos religiosos y en celebraciones oficiales. La foto que ella ha cedido a la Casa Elizalde es uno de los retratos más antiguos de 'Finestres de la memòria', una iniciativa nacida en 2011 en este centro cultural que busca recuperar la historia y los recuerdos de vecinos de la Dreta de l'Eixample a través de un fondo fotográfico colectivo anterior a 1980.

Los abuelos se presentan en la Casa Elizalde con viejas cajas de zapatos llenas de imágenes dormidas en el tiempo. "Es muy emocionante cuando te empiezan a contar lo que muestran las fotos. Pero en el momento en el que dejan de reconocer a las personas que aparecen es cuando la foto pasa a ser un documento histórico", explica Maite Esteve, coordinadora de 'Finestres de la memòria', que recuerda especialmente a Xavier Olivé, un jubilado que les ha descubierto el fondo fotográfico de su bisabuelo Fidel Periu, que era socio del Centre Excursionista de Catalunya. "Todavía estamos en proceso de selección por eso aún no se encuentran en nuestra web. Es un legado excepcional", apunta Esteve.

Olivé concreta que de Barcelona hay pocas imágenes, comparado con las panorámicas que su bisabuelo captó en sus excursiones a principios del siglo XX. "Alguna foto hacía desde el balcón de su casa cuando pasaba algo especial como la procesión del Corpus", agrega. Y asegura que el estado de conservación del legado es bueno. "Se ha pasado más de un siglo encerrado en un armario y allí sigue".

LA IDENTIDAD DEL BARRIO

Míriam Alcaraz, directora de la Casa Elizalde, señala que el proyecto interactivo durará años con el objetivo de otorgar valor a las fotografías domésticas para reforzar la identidad del barrio. "Desde el ámbito académico los fotógrafos 'amateur' cada vez cobran mayor importancia. Este fondo va más allá del recuerdo sentimental. Son documentos históricos", precisa la directora.

En sus cinco años de vida, 'Finestres de la memòria' ha seleccionado y digitalizado más de mil fotografías, ha creado una web con fotos clasificadas por fechas y por temáticas, ha organizado variados itinerarios por el barrio, ha impartido talleres de técnicas de fotografía y de conservación y ha realizado cuatro exposiciones catalogadas por tiendas antiguas, el interior de las casas, los vecinos y vecinas y las fiestas que se celebraban en la calle.

La quinta, dedicada a fotografías domésticas de los años 30, se exhibirá en mayo también en la Casa Elizalde. Su responsable es Núria F. Rius, asesora y comisaria de otras tres muestras. Ella y Jordi Calafell, cocomisario y técnico del Arxiu Fotogràfic de Barcelona, presentarán el próximo junio en el congreso 'Photography: Between Anthropology and History', que se celebra en Montfort University de Leicester , imágenes recolectadas por el centro para esta exposición.

EL CONTRARELATO DEL FOTOPERIODISMO

"Destacan imágenes de la vida cotidiana de la Dreta de l'Eixample durante la guerra civil. Son años en los que se pensaba que se hacían pocas fotos. Y no es cierto. Hemos descubierto un material fundamental para la historia de Barcelona. En esa década destacaron grandes fotoperiodistas, pero apenas son conocidas las joyas que se encuentran en las casas. Son fotos domésticas que emergen como el contrarelato de los años 30 que fue cuando las cámaras de fotografiar dejaron de ser exclusiva de la burguesía en el ámbito urbano", argumenta la especialista en historia de la fotografía.

En la búsqueda, F. Rius y Calafell han encontrado interesantes fotografías captadas por jóvenes que aportan nuevas miradas. "Tienen un valor sociocultural impresionante. Aparecen adolescentes y universitarios en momentos de diversión, incluso en plena guerra. Se les ve jugando en las terrazas, en un partido de fútbol o paseando por la plaza de Catalunya. Necesitaban evadirse en una cotidianidad. Muchos de estos aficionados, durante el franquismo retrataron a sus padres y a sus hijos", asegura F. Rius.