El fin de buena parte del plan revela el respiro de una calle constreñida

Las estrechas y sinuosas aceras de Balmes repletas además de motos han sido un despropósito urbano durante décadas. La ampliación y reordenación del espacio para los viandantes a costa de un carril ha concluido en gran parte de la calle. De la plaza de Molina a la Travessera de Gràcia solo queda algún retoque.

La actividad se concentra ahora entre la Travessera y la Diagonal. Aquí los trabajos se desarrollan ocupando parte de la acera y dos carriles y manteniendo tres de circulación. Los peatones tienen libre la acera Besòs y restringida la de Llobregat. La instalación de las nuevas farolas con luces led suponen un gran cambio. También se trabaja en el lado Besòs en el tramo hasta la Gran Via. La reforma de la calle debe acabar en enero.