PASO ADELANTE EN LA RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA

La 'fille' del miliciano

El escenario 8 El molino del frente de Aragón dónde murió Pedrola.

El escenario 8 El molino del frente de Aragón dónde murió Pedrola.

HELENA LÓPEZ
BARCELONA

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«Mi madre me hablaba de mi padre, pero solo de las cosas buenas. Me explicaba que era un hombre íntegro y valiente»,recuerda Amada Pedrola en un catalán casi perfecto, con marcado acento francés y una dulzura digna de su nombre. Así, Amada sabía desde niña que su«papa»había sido miliciano del POUM y que había muerto en la guerra, pero no dónde, ni cuándo, ni cómo... Ha sido el joven historiador Dani Cortijo quien, 75 años después, se ha encargado de devolver a Amada su pasado: la historia de su padre, al que nunca conoció, y de su país, donde nunca vivió -reside en Francia desde que su familia se vio obligada a cruzar la frontera en 1939-, donde esta tarde el barrio de su padre, la Barceloneta, le organiza un homenaje (biblioteca La Fraternitat, 18.30 horas).

La historia de cómo Cortijo desen-

terró la memoria del joven miliciano está llena de tantas casualidades como complicidades.«Quizá sea cosa del destino»,apunta Pino Suárez, miembro de la Associació de Veïns L'Òstia de la Barceloneta y otra de las artífices delmilagro. Todo empezó en el 2008, cuando Cortijo tuvo noticias de la existencia, en una fachada entonces sin concretar de la Barceloneta, de una pintada en honor a un miliciano del POUM. Sin más. Esa pista picó de tal manera la curiosidad del historiador que rastreó el barrio calle a calle hasta dar con la famosa pintada, ya casi borrada, y en el momento preciso en el que la fachada estaba siendo rehabilitada -primera casualidad-, con el peligro que eso suponía para la conservación de la vieja inscripción, que recuerda el nombre que recibió la ahora calle de Sant Miquel durante la guerra civil, para rendir homenaje al miliciano caído en el frente.

El pueblo unido...

Al ver que el grafito corría peligro, Cortijo alertó al distrito de Ciutat Vella, donde no recibió la respuesta esperada.«Entonces decidí contactar con las entidades del barrio, para hacer presión entre todos para salvarla», explica el historiador. Ahí es donde entra en acción Pino, quien en un fin de semana logró reunir -y poner de acuerdo- a la totalidad de las entidades del barrio, tarea más que complicada en un momento de fuerte fractura vecinal. Pero, fruto de esa presión, historiador y vecinos lograron que el Instituto de Paisaje Urbano recuperara y protegiera la pintada -en la esquina con la calle de Escuder- el verano pasado.

Primer objetivo cumplido. Pero Cortijo quería llegar más allá. Ya sabía mucho sobre quién había sido Miquel Pedrola gracias a horas en archivos y a entrevistas con viejos compañeros de batalla, pero quería encontrar, si los había, a los familiares del marxista, «para cerrar el círculo», recuerda Cortijo, mientras mira embelesado a Amada.«De alguna manera es como si Miquel Pedrola también fuera un poco mi padre», se sincera emocionado.

Ahí actuó de nuevo la casualidad, si no la suerte.«Me llamó mi prima de Lleida diciéndome que habían descubierto la pintada del tito y, por internet, contactamos con Dani», cuenta Carmen Pedrola, sobrina del miliciano, quien aportó a Cortijo fotos y documentación sobre Miquel Pedrola, y una información básica: que tenía una hija, Amada, y vivía en Francia.

En ese momento, Cortijo, ayudado por Pino y por Carmen, se puso en contacto con la embajada francesa para intentar contactar con Amada, sin éxito, hasta que el 28 de enero recibió atónito el correo electrónico que más deseaba y que menos esperaba.«Gracias a una amiga me enteré de que en Barcelona estaban investigando sobre mi padre. Puse su nombre en Google, encontré el contacto de Dani y aquí estoy»,revela Amada, quien lleva una semana en la Barceloneta y ya parece una más en el barrio. Incluso se plantea alquilarse un piso junto a la playa.

Esta tarde, en el homenaje, no estará sola. Miquel Pedrola tiene también dos nietos: Elisabeth Michèle y Alain.