La melancolía de las fiestas

Las celebraciones populares de Sants y Gràcia asumen un perfil bajo por respeto al duelo y por seguridad, pero a partir de este lunes vuelven a la normalidad

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Mauricio Bernal / Barcelona

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Hay una escena que refleja bien la ruptura que introdujo en la cotidianidad barcelonesa el atentado yihadista en la Rambla. Es jueves y son las cinco de la tarde: los vecinos de la calle de la Llibertat, en Gràcia, se disfrazan y montan una pequeña rúa para salvar el tramo hasta la plaza de la Vila, donde en breve tendrá lugar la premiación de los decorados. Todo es colorido, risas, ilusión. "Estábamos emocionados", resume el presidente de la comisión de fiestas de la calle, Ferran Pons. A medio camino, la gente empieza a recibir mensajes, llamadas; algo ha pasado en la Rambla, algo grave. Hay un momento de confusión. Los fiesteros pasan de la alegría a la preocupación. Están allí, disfrazados, sin saber qué hacer. "Evidentemente, al final decidimos regresar", cuenta Pons. Había salido una rúa alegre. Volvía una rúa acongojada.

Ambas celebraciones se solapan este fin de semana y ambas optan por minimizar las actividades nocturnas en favor de las diurnas

El atentado terrorista en la Rambla ha tenido lugar en pleno verano, en unos días en que el interés informativo del barcelonés medio pasa por saber qué decorados ganarán en Gràcia y luego en las fiestas de Sants. La matanza lo ha cambiado todo y ha llenado de melancolía las celebraciones, cuyos calendarios respectivos dictaban que este fin de semana se solaparan. Celebrar, no hay nada que celebrar, pero las fiestas no bajan el telón, ni en Gràcia ni en Sants. Entre el respeto por las víctimas y por los días de duelo oficial –y por el peligro que supone formar multitudes–, los festejos han decidido adoptar un perfil bajo. Pero está la voluntad de no bajar la cabeza, de seguir adelante. El lunes, anuncian las respectivas organizaciones, regresará la normalidad.

Un cementerio

Cuando compareció ante los medios el día del atentado, el 'conseller' de Interior, Joaquim Forn, anunció que todas las actividades lúdicas en Barcelona quedaban suspendidas ese día, y se refirió en especial a las fiestas de Gràcia. Aquella noche, el barrio parecía "un cementerio", dice Josep Maria Contel, de la Fundació Festa Major. Allí seguían los decorados, pero no había nadie para verlos. El viernes ya fue alguna gente, sobre todo de día, pero de noche también. "Desde el comienzo constituimos una especie de minicomité de crisis con los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana, y nos dimos cuenta de que, dado que los cuerpos de seguridad estaban en una situación excepcional, la seguridad básica no estaba garantizada en un sitio en el que suele haber mucha gente, como las fiestas de Gràcia. A partir de ahí decidimos seguir para mostrar normalidad, pero con un bajo perfil para evitar multitudes". Las actividades nocturnas fueron canceladas pero se mantuvieron las diurnas, de corte vecinal e infantil.Un poco como fue la celebración en algún momento de su larga historia.

La necesidad de reprogramar hará que este lunes coincidan las dos entregas de premios a los decorados

En la sede de la fundación y en todas las calles hay crespones negros. En uno de los extremos de Puigmartí, una vecina escribió un mensaje de solidaridad en una hoja de libreta y lo pegó con celo a una de las vallas del ayuntamiento. Dejó la libreta y el bolígrafo a ver qué pasaba, y en poco tiempo la valla se llenó de mensajes en varios idiomas. "No tenemos miedo"; "Barcelona, te quiero"; "Barcelona, estamos contigo". En las calles decoradas hay un trasiego moderado. Algunas, como Llibertat, han reprogramado para el día los conciertos que tenían previstos de noche. La fundación ha anunciado que la entrega de premios tendrá lugar el lunes, y aunque aún no han decidido el formato, los organizadores se inclinan por hacer una ceremonia como las de siempre, en la plaza de la Vila y abierta al público. El lunes es el último día de fiestas. Según Contel, será un último día "absolutamente normal".

Concentración en Sants

Las circunstancias también han obligado a la organización de las fiestas de Sants a reprogramar su propia entrega de premios y a trasladarla también al lunes. Las dos entregas de premios en un mismo día: un escenario excepcional. Las fiestas del barrio empezaron ayer con el mismo bajo perfil que las de Gràcia ("por una parte, por respeto del duelo, pero también por cuestiones de seguridad", explica Gemma Solsona, presidenta de la Federació Festa Major de Sants,pero a partir de mañana, cuando acabe el duelo oficial, se han impuesto recuperar la normalidad. "El pregón, que debía haber tenido lugar este sábado, se hará el lunes, y la entrega de premios, prevista para el domingo, la hemos trasladado al lunes también". Este sábado tuvo lugar una concentración de rechazo a los atentados a la misma hora y en el mismo lugar –la plaza de la Espanya Industrial– en que debía haber tenido lugar el pregón. Como las fiestas edición 200 de Gràcia, las de Sants también serán recordadas como "extrañas": algunas calles, atendiendo al consejo de las autoridades, han decidido usar los coches de los vecinos como barrera ante un posible atentado.