LA FIESTA MAYOR DE BARCELONA

Fin de semana con la familia

El parque de la Ciutadella es el espacio que más crece comparado con otros años

CRISTINA SAVALL / BARCELONA

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El parque de la Ciutadella es la zona que más crece en número de visitantes durante las fiestas de la Mercè comparado con el año pasado. Solo el sábado, 24.000 personas recorrieron sus paseos y jardines, con lo que se consolida como uno de los escenarios clave para próximas ediciones. De día, esta zona atrae mayoritariamente a un público familiar con muchos padres con niños y carritos de bebés que esquivan bicicletas y patines.

De noche, los visitantes se quejan de la falta de iluminación en algunos rincones donde hay desniveles en el suelo. «He presenciado una torta de campeonato. Una señora no ha visto un escalón y se ha caído encima de un hombre que vendía baklavas, esos pastelitos árabes con frutos secos. Han acabado los dos en suelo llenos de migas de hojaldre», cuenta Carmen Armengol, en plena cola para degustar un bocadillo de butifarra de Yango, el camión de 'truck food' que ha instalado el chef Carles Abellán dentro del Van Van Mercat Gastronòmada, una de las iniciativas más valoradas por el público. «Pero la colas son muy largas», lamenta un padre acompañado de sus hijos adolescentes.

Venta ambulante

Los lateros montan su mercado paralelo. De noche, salen como setas. La oscuridad propicia que puedan esconder las cervezas debajo de cualquier seto. Uno hasta se pasea con una bandeja con vasos de plástico con caipirinha. «Cuatro euros, cuatro euros», dice en voz baja cuando se cruza con un grupo.

Según datos registrados por el ayuntamiento, el sábado el Fòrum fue el área más concurrida con 64.000 personas que asistieron a ver a La Pegatina, Aspencat, High Tone, Sr. Wilson y BSN Posse. Le siguieron la avenida Maria Cristina con el concierto de Europa FM (30.000), el circo del Castell de Montjuïc (20.500), las proyecciones en la fachada del consistorio (13.000), la actuación de Coriolà, Mishima y Klaxons en la Antiga Fàbrica Damm (10.500) y delante de la Catedral por donde pasó la procesión de la Mercè, hubo las tradicionales sardanas, el concierto de Salao Elèctric y flamenco (4.400).

Ernest Tàpias, estudiante de arquitectura de Vic, se sentía emocionado por el ambiente catalanista que se respiraba ayer delante de la Catedral: «Es patriótico, una sensación pura. Los que venimos a ver las sardanas hacemos piña».

Los turistas también ha ido en alza, sobre todo, en los espacios al aire libre adecuados como degustaciones gastronómicas, como el Arc del Triomf con las 73 casetas de la Mostra de Vins i Caves de Catalunya y también de quesos, embutidos y conservas y las 22 activas furgonetas de comida repartidas por el parque. Francesco Falcon, de la bodega Vins de Taller, debuta este año en la feria. «Contentos. No paramos. Vienen barceloneses, turistas y también muchos profesionales del sector», cuenta.

Algunas paradas tienen detectados a especialistas en birlar trozos de queso o de fuet de los platillos que llevan los clientes que han pagado tíquet y que mientras degustan un vino lo dejan encima de la barra. Una señora acerca y empieza a picar del plato, cuando le llaman la atención, se queda tan ancha. «Pensaba que era una degustación», responde.

La oferta es amplia y los espacios múltiples. Las propuestas paralelas funcionan. El Festival Casa Àsia agotó desde el primer día todas las localidades. Ayer la plaza de Sant Jaume acogió su jornada más tradicional con el Matí bastoner y el 'cercavila'. «La mayoría de los que venimos, tenemos a nuestros hijos en una colla», explica Margarita Muñoz, que tiene dos hijos 'bastoners'.

El 'correfoc', al igual que el piromusical, es una de las propuestas lúdicas que más espectadores convoca. Cerca de 100.000 personas acuden cada año a la llamada de los diablos de fuego. La Via Laietana estaba repleta de un público entusiasta con gran presencia de adolescentes que asisten con amigos y de padres que se juntan con otros padres de la clase de sus hijos.